La morcilla de Burgos es única: estrena la etiqueta con el sello de su IGP

  • La UE reconoció su IGP en 2018 y ahora ha comenzado a etiquetarse bajo ese sello.
  • Otras morcillas se elaboran con arroz, pero ninguna con cebolla horcal como ésta.
La tradición dice que debe ser "sosa, grasosa y picosa".
La tradición dice que debe ser "sosa, grasosa y picosa".
WIKIMEDIA/PincasPhoto
La tradición dice que debe ser "sosa, grasosa y picosa".

Morcillas hay muchas, pero ninguna es como la de Burgos. Eso han pensado sus productores que, tras 25 años de trabajo, han conseguido estrenar la etiqueta con el sello de la Indicación Geográfica Protegida (IGP). O dicho de otro modo, estrenan la etiqueta que va a diferenciar la verdadera morcilla de Burgos de otras que también llevan arroz y cebolla.

Como todas las morcillas, la de Burgos está hecha a base de sangre de cerdo, a la que se le añade cebolla, arroz, manteca de cerdo, sal, pimienta molida y pimentón dulce y picante. La tradición burgalesa dice que su morcilla debe ser "sosa, grasosa y picosa".

Pero, ¿qué diferencia a la morcilla de Burgos de otras que llevan cebolla y arroz y no son de Burgos? ¿Qué la hace diferente? La característica propia que le ha llevado a obtener la IGP es que se utiliza cebolla horcal en su elaboración.

Esta cebolla es una hortaliza autóctona de la provincia burgalesa, rica en fibra y azúcares. Todo ello, dicen sus promotores, le aporta a la morcilla una mayor calidad y una cualidad diferencial, que es lo que ha reconocido la Unión Europea.

"Permitirá, para siempre, que un producto tradicional perdure en el tiempo"

La morcilla de Burgos, una de las más consumidas en el mundo, se fabrica en localidades cercanas la capital burgalesa. Hay una gran diversidad de tipos, que varían según la localidad. Algunas de las más conocidas son las de Quintanilla Vivar, Villadiego, Villafuertes, Sotopalacios y Cardeña.

Fue en septiembre de 2018, cuando la UE reconocía a la morcilla de Burgos con la IGP. Ahora ha comenzado a etiquetarse bajo ese sello de calidad, de momento, por cinco fabricantes certificados: Embutidos de Cardeña, Morcillas La Ribera, Morcillas El Revillano, Embutidos El Pozano y Morcillas San Lesmes.

Hoy en día una etiqueta IGP como ésta puede ser "el salvoconducto para la generación de riqueza y empleo del sector cárnico que apueste por el amparo de esta mención de calidad", aseguran desde Burgos sus responsables. Consideran sus productores que este sello "permitirá, para siempre, que un producto cárnico emblemático y tradicional perdure en el tiempo".

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