El Pentágono rechaza desplegar al ejército para frenar las protestas como pide Trump

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Mark Esper, junto al presidente Donald Trump.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Mark Esper, junto al presidente Donald Trump.
FE/EPA/KEVIN DIETSCH / POOL
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Mark Esper, junto al presidente Donald Trump.

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Mark Esper, máximo responsable del Pentágono, marcó este miércoles distancias con el presidente Donald Trump al rechazar el despliegue del Ejército para frenar la ola de disturbios y saqueos que vive el país a raíz de la muerte del afroamericano George Floyd a manos de un policía blanco.

"La opción del uso de tropas en activo en el papel de garantes de la ley debería ser solo empleado como último recurso, y solo en las situaciones más urgentes y extremas. No estamos en una de esas situaciones ahora. No apoyo invocar la Ley de Insurrección", ha asegurado Esper en rueda de prensa.

Sus palabras chocan frontalmente con la amenaza que este lunes lanzó Trump de invocar esa ley de 1807 –no se activa desde 1992– para desplegar a las Fuerzas Armadas si los gobernadores no son capaces de pacificar sus estados con los cuerpos policiales y los reservistas de la Guardia Nacional que el presidente ha puesto a su disposición. "Si una ciudad o estado se niega a tomar las medidas necesarias para defender la vida de sus residentes, entonces desplegaré al Ejército de Estados Unidos y resolveré el problema rápidamente", advirtió.

Según la CNN, que cita fuentes republicanas, ha existido una "tensión continua" entre Trump y Esper, quien ya no contaría con la confianza del presidente. Además, otros altos mandos del Pentágono también han mostrado "incomodidad" con el tono beligerante y las amenazas de Trump de recurrir al Ejército, asegura la cadena estadounidense.

Pero a pesar de su política de mano dura, el magnate neoyorquino también intenta calmar los ánimos con mensajes hacia la comunidad afroamericana. Si el martes aseguró que "se hará justicia" y que la muerte de Floyd "no habrá sido en vano", este miércoles se autoproclamó algo así como garante de los derechos de esa minoría. "He hecho más por los afroamericanos que ningún otro presidente en la historia de EE UU, con la posible excepción de otro presidente republicano, el difunto y gran Abraham Lincoln", ha escrito en Twitter.

Pero aunque la octava noche consecutiva de disturbios ha sido este miércoles menos violenta que las anteriores –los saqueos de comercios se han reducido a casos puntuales–, las protestas multitudinarias para pedir justicia por la muerte de Floyd se mantienen vivas en más de un centenar de ciudades. Y en muchas ocasiones apuntan directamente contra el presidente.

En Nueva York, justo cuando empezaba el segundo toque de queda, miles de personas se concentraron de forma pacífica frente al hotel Trump, cerca de Central Park, e hincaron las rodillas en el suelo, un gesto antirracista que se está repitiendo por toda la geografía americana y al que se han sumado también numerosos agentes de Policía. Y en Washington se escucharon sonoras caceroladas, acompañadas de consignas antiTrump, en distintos puntos de la ciudad cuando arrancaba el toque de queda. Anoche, al cierre de esta edición (23.00 h), había convocada numerosas protestas pacíficas por todo el país.

Por otro lado, el fiscal general de Minesota, Keith Ellison, plantea acusar de asesinato en segundo grado al policía que provocó la muerte por asfixia de Floyd, hace ya diez días en Mineápolis. Además, según el periódico local Star Tribune estudia presentar cargos por primera vez contra los otros tres agentes que presenciaron la escena. Asimismo, el estado de Minesota ha presentado una demanda de derechos civiles contra el Departamento de Policía de Mineápolis por la actuación de esos cuatro agentes.

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