El coronavirus se transmite más fácilmente en espacios cerrados, y uno de los sitios más proclives a que se produzcan contagios es el ascensor. Pero, ¿cuál es realmente el riesgo de contraer el virus en uno de ellos?
El doctor Richard Corsi, experto en control de polución en edificios, explica en The New York Times cómo se puede producir este contagio.
Corsi, que es profesor de Ingeniería en la Portland State University, creó una simulación en la que una persona infectada viaja a un décimo puso mientras tose, y el ascensor regresa al primero. La persona que se suba en el primero se ve expuesta a un 25% de la carga viral que el pasajero anterior dejó en su viaje.
Estos cálculos están basados en modelos de balance de masa estándar.
El problema es que existe una gran variedad de edificios y ascensores, por lo que hay miles de escenarios posibles.
Así, la respuesta depende de factores como el tamaño del ascensor, la velocidad a la que circula, el tiempo que pasan las puertas abiertas, si tiene un sistema de ventilación...
El modelo estándar de Corsi cuenta con que el ascensor tarda 31 segundos en recorrer 10 pisos, que el individuo que tose no lleva mascarilla y, además de toser, está hablando por teléfono. En este modelo, la puerta se abre 10 segundos cuando el infectado sale en la décima planta, en los que el aire del habitáculo se renueva parcialmente, en torno a la mitad. Luego desciende y se abre para un nuevo pasajero, que está expuesto a un 25% de los virus.
El problema es que aún no se sabe qué cantidad de partículas (suponiendo que en una tos hay 300.000) son necesarias para infectar a una persona.
"No sé si la dosis en un ascensor va a ser suficiente para poner a alguien en riesto, pero yo probablemente usaría las escaleras si es posible", dice Corsi.
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