Así es, por dentro, la increíble mansión en Los Ángeles de Meghan Markle y el príncipe Harry

Meghan Markle y el príncipe Harry, en Marruecos en febrero de 2019.
Meghan Markle y el príncipe Harry, en Marruecos en febrero de 2019.
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Meghan Markle y el príncipe Harry, en Marruecos en febrero de 2019.

Si no llega a ser por Oprah Winfrey... Fue la productora y presentadora norteamericana la que puso en contacto a Meghan Markle y al príncipe Harry con Tyler Perry, uno de los rostros más conocidos en Estados Unidos, una de las personas más ricas de toda la industria del entretenimiento, encabezando en 2011 la lista Forbes del sector, y poseedor de la mansión en la que ahora viven.

En ese casoplón de estilo toscano en la exclusiva comunidad privada de Beverly Ridge Estates, en Los Ángeles, están pasando el aislamiento por la pandemia del coronavirus los duques de Sussex en un intento por alejarse de toda polémica, para lo cual han llegado a bunkerizarse.

Esta ultravigilancia e hiperprivacidad tiene sentido para el presente, pero buceando en el Instagram de Tyler Perry, que habitó su vivienda de Beverly Hills muchos años, se pueden encontrar varias imágenes que dan una idea de cómo es el día a día de los padres de Archie.

La casa, en la que Meghan Markle y el príncipe Harry se han enterado de buenas y malas noticias, porque han cumplido dos años de casados pero saben que pronto saldrá una biografía no autorizada -y escrita por uno de sus azotes mediáticos-, posee ocho dormitorios, 12 cuartos de baño y una gran piscina, así como unas vistas de La La Land inmejorables.

Y eso es fácilmente comprobable nada más llegar a la casa, pues su majestuosa entrada, con jardines perfectamente cuidados, muchísima vegetación, pasos adoquinados para no pisar el céped y una puesta de sol asombrosa, la retrató Perry en septiembre de 2016.

La cocina es otro de los lugares donde más tiempo pasarán los duques, y les remitirá a otro tiempo, o al menos así lo intenta el estilo arcadiano de la misma: mármol en las encimeras, madera en los muebles y un relieve escultórico y tallado como campana extractora que le da, irónicamente, un toque palaciego.

Y donde se hace la comida... a donde se come. El salón, aunque en la fotografía del cómico estadounidense esté decorado de forma navideña, se observa espacioso, con los techos muy altos y permanentemente iluminado por sus amplios ventanales, con mobiliario sobrio pero confortable y separado de un muy señorial comedor con mural presidiendo.

Para relajarse siempre funciona salir a la terraza, cuya vista del horizonte californiano se pierde, pero donde, con el buen tiempo, apetecerá sentarse a tomar un refrigerio o una cena romántica veraniega o apoyarse en el balaustre para sentir el aire limpio los días que no se pueda salir por los paparazzis.

Si no, siempre está uno de los más lujosos baños que tiene la casa,  que posee en su interior un jacuzzi al que guardan cuatro columnas de estilo corintio, la cúpula central con una lámpara que desprende una luz relajante y que recuerda a una escena clásica, casi de película o serie británica sobre el Imperio romano.

Sea así o no, mientras se duerme Archie en su cuna, dentro de la habitación destinada para ello con colores crema y juguetes por doquier, papá y mamá pueden aprovechar para trabajar en el estudio, una magnífica estancia en la que en invierno su puede encender la chimenea, pero antes protegiendo la fabulosa alfombra y los muebles de caoba, que le dan un aire serio, perfecto para los quehaceres de Harry y Meghan.

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