El año pasado la marca sueca se comprometió a tomar medidas para reducir la mortalidad y las lesiones graves en los accidentes, y más allá de normas o leyes de ningún país, ha tomado la decisión de que ninguno de sus nuevos modelos pueda superar los 180 km/h de velocidad punta. Y es que en Volvo están convencidos de que “los fabricantes de automóviles tenemos la responsabilidad de contribuir a la seguridad del tráfico”, dice Malin Ekholm, responsable del Centro de seguridad de Volvo Cars, añadiendo que “nuestra tecnología de limitación de velocidad y el debate que ha suscitado son una consecuencia lógica de esta convicción”.
Además de pionera entre los grandes fabricantes, la decisión es valiente en tanto en cuanto impone la restricción velocidad de forma unilateral, pero Volvo Cars siempre ha sido una empresa a la vanguardia en seguridad y consideran prioritario el salvar vidas, incluso si ello significa perder clientes potenciales. Bravo por ellos.
Junto a este anuncio, Volvo ha comunicado que su gama también contará de serie con la función Care Key, la cual permite a su vez limitar la velocidad máxima del vehículo en ciertos casos, como al ceder el vehículo a conductores inexpertos.
Por supuesto, estas no serán las últimas medidas relacionadas con la seguridad que Volvo vaya a aplicar, pues además de la velocidad hay otras cuestiones definitivas que causan accidentes: las distracciones y el consumo de alcohol o drogas, comportamientos humanos para los que los futuros vehículos podrían tener alguna medida reductora o disuasoria.
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