Aumentan un 20% las personas que acuden al banco de alimentos desde la crisis

  • La ONG ayuda a 22.000 personas cada mes.
  • Antes de septiembre predominaban indigentes, ahora familias en paro.
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La crisis afecta cada vez a más familias que, aunque parezca mentira, encuentran verdaderas dificultades para llevarse algo de comer a la boca.

De hecho, en el último año el banco de alimentos ha registrado un incremento del número de necesitados. «Damos comida a 22.000 personas al mes, un 20% más que el año pasado, en el que, de media, ayudábamos a 18.363 personas mensualmente», explica el presidente, Mariano Posadas.

Esto significa que más de 700 necesitados reciben al día comida de esta asociación.La labor de los cerca de 30 voluntarios del banco consiste en almacenar

los alimentos que llegan hasta la nave, administrarlos y repartirlos cada mes entre las casi 300 asociaciones que hacen llegar la comida a las familias.

«Ayudamos a todo el que lo necesite, pero no de manera particular, sino a aquellos que estén asociados a una entidad legalmente constituida», destaca el encargado de relaciones externas, Eduardo Lambás.

Desde septiembre el perfil del beneficiario ha cambiado. Antes iba destinado a indigentes, pero ahora cada vez más familias en paro reclaman una ayuda porque no les llega con lo que tienen.

La crisis también ha afectado a las donaciones. «Las industrias de alimentación y las grandes superficies, que son nuestros principales suministradores de alimentos, ajustan más los pedidos y no tienen existencias en el almacén, que es lo que al final llega al banco», lamenta Posadas.Además, las grandes superficies no donan determinados alimentos (carne y lácteos), que acaban en la basura. «Los grandes almacenes tienen miedo de que alguien

se intoxique porque son productos que están a punto de caducar. Pero esa comida nos vendría muy bien», insiste Lambás.

A pesar de todo, la cantidad de alimentos distribuidos en 2008 alcanza los 2 millones de kilos, 200 kilos más que en 2007. «Lo movemos entre 30 voluntarios, pero necesitamos más colaboración para conducir y llevar las carretillas», reclama Lambás.

Los voluntarios

Eduardo Lambás, relaciones externas del banco de alimentos

«Vienen muchas familias con críos, que tienen problemas económicos, a pedir alimentos y, aunque se me encoge el alma, no me puedo ablandar porque sólo podemos ayudar a través de las asociaciones. Desde aquí les aconsejamos que se pongan en contacto con la parroquia de su barrio.».

Luis Sobrino, colaborador del centro María Inmaculada

«Este centro ayuda a inmigrantes. Trabajamos con el banco desde hace 8 años y ahora damos alimentos a 40 familias aproximadamente. Normalmente estudiamos la situación personal de cada uno antes de darle comida. Soy jubilado y me gusta colaborar porque me siento útil para la sociedad».

Maribel del Canto, voluntaria del banco

«Llevo tres años. Al principio venía dos horas tres veces a la semana y ahora estoy enganchada. Trabajo muchisimo, llego muy cansada a casa, pero es muy gratificante. Lo que yo aporto no es mucho, es un granito de arena. Animo a la gente a que colabore, que venga aquí porque necesitamos muchas manos».

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