En contra de la creencia popular de que los españoles acudimos a los juegos de azar cuando pasamos por dificultades económicas, la situación actual ha hecho caer los ingresos de los bingos, las máquinas recreativas, los casinos y la ONCE.
El gasto en loterías y apuestas del Estado sigue aumentando, pero en menor medida según avanza el año. Si bien la cifra, 5.745 millones de euros a la altura de Septiembre, supone un aumento del 2,4% respecto a 2007, es mucho menor que la tendencia a comienzos de año, en torno al 5%.
Los ciudadanos acudimos a las administraciones preferentemente por los sorteos con premios altos, que resuelvan la principal preocupación: la hipoteca. "Otros años hablaban de viajes, un coche, un capricho... ahora la palabra más pronunciada es la hipoteca", asegura Concha Corona, encargada de la popular "Doña Manolita" en Madrid.
Descenso del consumo
En los casinos y bingos sí se aprecia este descenso del consumo, ya que una de las primeras cosas que se reduce en estos casos es el consumo de artículos que no son de primera necesidad, como el ocio: "El bingo tiene una componente social. Se nota que al cliente le han subido la hipoteca. Acude al bingo, pero juega menos", señala Juan José Sánchez, gerente de la Confederación de Empresarios del Juego del Bingo.
Afirmar, en este caso, que en tiempos de crisis se juega más, sería erróneo. "La gente juega con el dinero que le sobra", asegura César Palacios, director de Juego de la ONCE, "lo primero es la hipoteca, el pan y los gastos fijos, y si queda algo, entonces lo gasta con alegría".
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