Tamara Falcó, sorprendida y emocionada al heredar el marquesado de Griñón

  • Ostentar la titularidad de ese estandarte que su padre defendía orgulloso es, para ella, el mejor legado.
Tamara Falcó, en una entrega de premios el pasado febrero.
Tamara Falcó, en una entrega de premios el pasado febrero.
GTRES
Tamara Falcó, en una entrega de premios el pasado febrero.

Era su ojito derecho y nunca lo ocultó. Lo que sentía Carlos Falcó por su hija Tamara era devoción y, tras su muerte, la apertura del testamento ha sido la mayor evidencia. Tal y como hemos conocido recientemente, el empresario dejó escrito en sus últimas voluntades que el marquesado de Griñón lo heredara ella. Era plenamente consciente de que, a pesar de que un título nobiliario tiene importancia relativa en nuestros días, a Tamara le iba hacer ilusión

No se lo esperaba. Me cuentan que su asombro fue mayúsculo cuando le comunicaron la decisión de su padre. Lloró de alegría y también de incredulidad. Ostentar la titularidad de ese estandarte que su padre defendía orgulloso es, para ella, el mejor y más importante legado. Por eso no sorprende que Tamara, altamente espiritual y con marcados valores tradicionales, sienta que este reconocimiento post mortem es el guiño cómplice que necesitaba.

20minutos ha podido saber que Tamara se siente verdaderamente emocionada y que, eso sí, no tiene previsto alterar ninguno de sus próximos proyectos. No puede esconder su felicidad, tal vez porque pensó que la repentina muerte podría haber dejado vacante un marquesado de más de 200 años de historia y cuya nueva titularidad podría haber ocasionado diferencias entre los herederos. 

En cualquier caso, a sus hermanos mayores también se les dispensa trato aristocrático. Xandra Falcó recibió como herencia de su abuela materna el marquesado de Mirabel y a Manuel Falcó, grande de España, se le otorgará el marquesado de Castel-Moncayo. Por el contrario, los únicos hijos que de momento no poseen ningún título nobiliario son los nacidos durante el matrimonio con Fátima de la Cierva y los más críticos con la última mujer de su padre, Esther Doña. El más protector con su padre, Duarte, había tenido fuertes y desagradables desencuentros con Doña.

Tras los nuevos títulos, todavía queda por repartir el resto de la masa hereditaria. Fuentes cercanas a la familia sostienen que ninguno de los hijos tiene intención de hacer consideraciones al respecto, aunque temen que la calma tensa que existe actualmente con la viuda pueda descontrolarse. Las mismas voces señalan a este periódico que la exmodelo tendrá que abandonar –o alcanzar nuevos acuerdos- la casa en la que reside y que forma parte de los bienes a repartir entre los hermanos, que tienen la intención de preparar inventarios de objetos de valor.

Eso sí, intentarán por todos los medios que la comunicación con Esther sea cordial y que ninguno de los rencores existentes -que los hay y muy arraigados- influyan en lo sucesivo. Tampoco desean que haya filtraciones a la prensa de las conversaciones o decisiones que, en cualquier caso, serán altamente complejas. De hecho, me aseguran que Tamara fue la primera sorprendida cuando recibió la llamada de los medios preguntándole por el testamento. Prefieren no mover aguas estancadas, pero todas las partes son conscientes de que tantas aristas pueden confluir en un conflicto innecesario.

Sea como fuere, los hijos de Carlos remarán a favor, aunque sin perder de vista los movimientos que puedan hacerse desde la otra parte. Desdibujar la realidad no hace que desaparezca. A pesar de los pesares, su padre era un hombre feliz antes de que el coronavirus le arrancara la vida. Ahora solo cabe esperar que la paz dure mucho tiempo, pero hay quienes presagian un final más que bélico.

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