Se trata de un vendedor en connivencia con un transportista, que después de una operación de venta de 350.000 mascarillas higiénicas a una empresa Zaragoza con un precio total de 140.000 euros, una vez cobrado el dinero denunciaron haber sido víctimas de un robo con fuerza en el interior del vehículo, del que le sustrajeron todas las mascarillas.

El transportista, que había sido contratado por la empresa vendedora de este material para efectuar el porte, denunció ante la Policía Nacional que le habían sustraído 117 cajas que contenían un total de 350.000 mascarillas higiénicas, cuando el vehículo que transportaba las mismas estaba estacionado en la localidad sevillana de San Juan de Aznalfarache.

Tras varias diligencias, los agentes tomaron declaraciones a las personas relacionadas con las transacciones de estos productos, saltando a la vista las incongruencias tanto del vendedor como del transportista. Además, los agentes constataron que el vehículo donde se transportaban las mascarillas higiénicas no había sido objeto de ningún robo, ni siquiera había sido cargado y por tanto no llevaba ningún material sanitario.

Tanto el denunciante (o sea el transportista), como el vendedor de las mascarillas habían aunado sus intereses para, presuntamente, estafar al comprador, una empresa de Zaragoza que ya había pagado 140.000 euros por el material.