
El talento, el carisma, la estrella, la fotogenia... de nada sirven si no se ponen en escena de la forma adecuada. Así lo ha podido comprobar 20 minutos, que se ha colado en los ensayos de la gala de Factor X, el reality musical de Cuatro.
El plató de El Álamo, donde se llevan a cabo las galas, es uno de los más grandes de España. El día antes del programa, bulle de actividad y todos los detalles se repasan una y otra vez. Cerca de 70 personas trabajan en cada gala y todas asisten también a los ensayos.
Los concursantes están a punto de irse a su residencia cuando llegan los reporteros de 20 minutos, pero se prestan a una sesión de fotos. «Es lo que tiene hacerse famoso», «no vamos a salir guapos en ninguna», bromean.
Disciplina y suerte
No podemos hablar con ellos, porque están en régimen de semiaislamiento. Con quien sí podemos hablar es con el director del programa, Ferran Estellés, quien nos explica que cada semana los concursantes ensayan sus números por separado, y el martes y el miércoles por la mañana se hacen sendos ensayos generales.
En una gala hay 15 cámaras y ellos «tienen pautas para colocarse o para moverse y, aunque son bastante disciplinados, siempre tienen un hueco para la improvisación», explica Estellés. Quienes mejor los conocen son sus mentores y jurados.
Miqui Puig, responsable de los mayores de 25, explica que «el cante va ligado al estado emocional y a otros factores», por lo que cuanto más se practique, más se minimizan los riesgos de que algo falle. Eva Perales es la mentora de los menores de 25 y asegura que los días de más tensión son los lunes y los martes, «cuando el ritmo de trabajo aumenta y ellos empiezan a notar de verdad los nervios y la presión».
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