Qué significa que el coronavirus esté acelerando la historia

Tras 76 días de cuarentena, Wuhan recupera la normalidad
Imagen de la ciudad china de Wuhan.
EFE
Tras 76 días de cuarentena, Wuhan recupera la normalidad

Desde el estallido de la crisis del coronavirus, numerosos expertos han repetido una y otra vez que esta epidemia cambiará la historia. Pero, ¿y si no es así? ¿Y si en realidad lo que hace es acelerarla? Es lo que opina Richard Haass, exdiplomático y escritor estadounidense, que ha escrito un comentado artículo en la revista Foreing Affairs.

En una entrevista en la BBC, Haass explica que la pandemia "no necesariamente va a ser un punto de inflexión en relaciones internacionales, porque muchas de las tendencias ya existían antes de que el virus nos impactara". Según Haass, "lo que creo que va a pasar es que las tendencias que existen van a tomar más velocidad y volverse más pronunciadas y dominantes. La historia no va cambiar su curso, sino que se va a acelerar".

Por ejemplo, Estados Unidos se retira de su papel de liderazgo mundial. "Hemos visto cómo se ha retirado de varios acuerdos internacionales, la falta de cercanía con nuestros aliados internacionales y la falta de interés en cómo se gobierna el mundo. Lo último fue la decisión del presidente Trump de detener la financiación para la Organización Mundial de la Salud". 

Haass añade que, a nivel global, las instituciones de gobierno mundial "han sido terriblemente inadecuadas". El exdiplomático afirma que se ha agudizado el deterioro de la relación entre Estados Unidos y China. Y algo parecido ocurre con la democracia: "Después del fin de la Guerra Fría vimos la diseminación y el fortalecimiento de la democracia alrededor del mundo. Pero eso empezó a ralentizarse hace unos 15 años y una de mis preocupaciones es que muchos gobiernos van a utilizar esta crisis para fortalecer su poder y debilitar a la sociedad civil. Con esto se debilitarían también los checks and balances (controles democráticos) en las sociedades y la democracia se volvería aún más frágil en esos países", afirma.

De esta crisis no escapa la Unión Europea: "El proyecto europeo estaba quedándose sin vapor, lo vimos con 'brexit' y con la falta consenso dentro de Europa sobre el futuro... Y ahora vemos surgir una división real entre Europa del norte y del sur, la cuestión sobre las condiciones impuestas para lo económico. Y además tenemos todos los retos internos en lugares como Italia, que debilitará a algunos países en su voluntad de ser parte de la Unión Europea. Lo vimos también con la poca voluntad de compartir equipos de protección y con nuevos límites para que la gente pueda cruzar las fronteras. Todo esto va en contra de la letra y el espíritu de la Unión Europea".

La visión global de Haass es pesimista: "Lo que me preocupa es que esta crisis absorberá una enorme cantidad de recursos desde lo económico hasta la atención que necesita prestársele. Justo en el momento en que necesitamos enfocarnos en temas globales vamos a tener menos capacidad para hacerlo. Todos vamos a estar concentrados en lo que ocurre dentro de nuestras propias fronteras. Es una peligrosa combinación cuando los temas globales son cada vez más importantes, como lo hemos visto con la epidemia o el cambio climático", dice.

Haass cree que esta pandemia "le está agregando un nuevo grado de estrés a nuestro sistema político. También está agregando más demandas del público por ayuda económica y seguridad. Y cada vez que un sistema político sufre este tipo de presiones se obtiene todo tipo de reacciones. Todas las democracias lo están experimentando. Y en cuanto a los países no democráticos, como Rusia o China, creo que se volverán más incluso autoritarios".

El autor recuerda que tas las dos grandes guerras hubo dos reacciones globales, una mala, tras la Primera Guerra Mundial, y una buena, tras la Segunda. Haass teme que la respuesta global se parezca más a la primera: "Estados Unidos tiene muy poco apetito para asumir liderazgo internacional. Muchos de nuestros recursos se destinaran para consumo interno. Entonces las cosas se pueden ir la deriva. Tal vez tengamos una recesión prolongada o incluso una depresión económica. Y países como Irán y Corea del Norte, si no se ejerce vigilancia sobre ellos, pueden hacer todo tipo de jugarretas. También me preocupa el cambio climático". "Veo cómo toda la situación internacional se deteriora. Y ese es el paralelo: tras la Primera Guerra Mundial la situación global se puso progresivamente peor. No digo que vaya a ocurrir con seguridad, pero me preocupa que, a menos que cambiemos el curso, la dinámica, las cosas se pueden poner peores", dice.

Haass recuerda que ha habido otros 'acelerones' recientes en la historia, como los atentados del 11-S o la crisis financiera de 2008. 

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