Esta mascarilla para vacas podría reducir hasta en un 60% sus emisiones de metano a la atmósfera

Una vaca lechera usa la mascarilla de Zelp en una granja en Hertfordshire, Reino Unido.
Una vaca con la mascarilla de Zelp en una granja en Hertfordshire, Reino Unido.
Bloomberg
Una vaca lechera usa la mascarilla de Zelp en una granja en Hertfordshire, Reino Unido.

En este momento histórico en el que todos somos ya unos auténticos expertos en mascarillas y su nivel de protección, puede que estas no las conocieras antes: están diseñadas para que las lleven vacas, y su función es absorber los eructos del animal para transformar el metano que emiten los mismos y lanzarlo al ambiente en forma de dióxido de carbono.

Vamos a rebobinar un poco para que lo que te acabamos de contar tenga algo de sentido: en los últimos años, se ha sabido que la agricultura es uno de los sectores que más contribuye en las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, y de casi la mitad de esa huella es responsable la cría de animales, especialmente del ganado.

Este tema ha generado mucha controversia: tanto a nivel de consumidores -¿es necesario que comamos tanta carne? ¿y es sostenible?- como a nivel del propio sector. Se ha llegado a producir incluso un cierto ‘abandono’ en el consumo de carne y lácteos por parte de inversores y de usuarios, lo cual afecta directamente al ganadero.

Pero siempre hay alguna mente brillante: Zelp Ltd., abreviatura de Zero Emissions Livestock Project, es una startup con sede en el Reino Unido que está desarrollando un dispositivo portátil para vacas que puede reducir sus emisiones de metano hasta en un 60%.

Según informa Bloomberg, este dispositivo portátil consiste en una especie de mascarilla para vacas -hecha de un plástico flexible similar al caucho y muy ligera, pesa menos de 100 gramos- que absorbe los eructos y convierte el metano que emiten estos en dióxido de carbono.

¿Por qué los eructos?

El estómago de las vacas está repleto de microbios que les ayudan a descomponer fibras resistentes como son los pastos y el heno, por eso estos animales pueden alimentarse de esto. Sin embargo, el problema radica en que esos microbios, al fermentar el alimento, también producen metano.

El metano es un gas de efecto invernadero que se genera en multitud de procesos naturales -también en procesos artificiales- y puede que el más conocido de esos procesos naturales sea el que se produce en el interior del aparato digestivo de los rumiantes -no solo afecta a las vacas, también a búfalos, ovejas y cabras-.

Pero en contra de la creencia popular, las vacas no eliminan la mayor parte de este gas mediante flatulencias, sino que alrededor del 95% pasa al sistema respiratorio y es eliminado por medio de exhalaciones, es decir: eructos.

Con aproximadamente 1.500 millones de vacas en el planeta, el impacto es enorme, probablemente contribuyendo “con hasta el 5% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero”, según Bloomberg.

¿Cómo funciona la mascarilla?

Un conjunto de ventiladores alimentados por baterías cargadas con energía solar absorbe los eructos y los atrapa en una cámara con un filtro que absorbe el metano. La cámara podría asemejarse al convertidor catalítico de un automóvil: una vez que el filtro está saturado, una reacción química convierte el metano (CH₄) en dióxido de carbono (CO₂).

En este momento, la compañía dice que su producto reduce las emisiones diarias de eructos de una vaca individual en aproximadamente un tercio y Francisco Norris, su cofundador, espera aumentar eso antes de que Zelp esté disponible comercialmente el próximo año. Norris y su hermano Patricio, el otro cofundador, son hijos de ganaderos argentinos y están “íntimamente familiarizados con los obstáculos que enfrentan los ganaderos”.

Zelp no permitió a los periodistas ver o fotografiar el prototipo funcional para "proteger los secretos comerciales".
Zelp no permitió a los periodistas ver o fotografiar el prototipo funcional para "proteger los secretos comerciales".
Bloomberg

Claramente, este dispositivo deberá ser revisado -y mucho- por los expertos, y el equipo de Zelp ya ha comenzado a prepararse para enviar el producto a organismos de certificación de responsabilidad climática.

Si reciben el sello de aprobación, el siguiente reto será convencer a los agricultores para que se conviertan en clientes, ya que la solución de los hermanos Norris no es barata: la tarifa de suscripción anual inicial es de 45 dólares por vaca. Pero ellos creen que el ganadero lo podrá recuperar incrementando el precio del producto, ya que afirman que los clientes pueden estar dispuestos a pagar más por carne de res con menos emisiones.

Por el momento, la compañía está probando la tecnología con ABP Food Group, uno de los proveedores de carne más grandes de Europa.

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