La sensibilidad y belleza de 'Cerezos en flor' consigue emocionar a los espectadores

  • Doris Dörrie presenta una historia llena de emociones.
  • Cerezos en flor, a concurso en la Sección Oficial, consiguió el apoyo del público.
  • Une dos culturas antagónicas, la oriental y la occidental.
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Fotograma de la película con el matrimonio protagonista.
Fotograma de la película con el matrimonio protagonista.
Fotograma de la película con el matrimonio protagonista.

Dicen que nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde, por muy triste e injusto que parezca. Pero la vida, a veces, te da una segunda oportunidad para descubrir qué es lo verdaderamente importante y que la felicidad se esconde detrás de las cosas más sencillas.

Eso es lo que nos enseña Cerezos en flor, una película alemana dirigida por Doris Dörrie presentada a concurso en la Sección Oficial de la Seminci, que consiguió llevarse los aplausos de un público que logró recibir todas las sensaciones de la película.

Una bonita fotografía y una gran interpretación de su protagonista, Rudi (interpretado por Elmar Wepper) consigue emocionar y llevar al espectador de la risa al llanto con la historia de un matrimonio que, a pesar de vivir siempre juntos, no se conocen y no han desarrollado sus sueños, sobre todo la mujer.

La película empieza en la consulta de un médico que dice a la mujer que su marido se está muriendo. A partir de ahí, ella, que nunca le dije a su pareja la realidad, decide hacer cosas que antes nunca han hecho como viajar e ir a ver a sus hijos aunque sabe que lo que más le gusta a su marido es "que nada cambie".

Aunque la vida que parece terminarse es la de el marido, la mujer muere antes de un infarto y esta pérdida deja a toda su familia desconcertada. "No se dónde está", lamenta angustiado el marido quien ante esa pérdida decide hacer el viaje que su mujer siempre quiso hacer y que no hizo, ver Japón y el monte Fuji.

Unos hijos egoístas a los que sus padres les molestan en su vida "llena de actividad y sin tiempo", un padre que siempre se ha volcado en su trabajo y que, al final de sus días descubre que ha tenido a su mujer enjaulada, y una joven sin hogar de 18 años son el resto de protagonistas de una historia que une dos culturas muy diferentes: la occidental y la oriental.

En ella se plantean muchas preguntas sobre el ritmo de vida, las necesidades y obligaciones de cada uno. Con estas cuestiones, que el espectador debe responderse a sí mismo, el guión demuestra que las mejores cosas llegan desde donde nunca te las esperarías y que el interior de la gente es mucho más importante que el exterior.

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