Como caídos del cielo, traídos por la cigüeña directamente desde París. Las familias de Miguel Ángel y Antonio, dos hermanos de Málaga, se convirtieron en numerosas en sólo nueve meses.

El sábado celebraron el bautizo múltiple de cinco bebés en la Iglesia Santa Ana y San Joaquín del barrio de Nueva Málaga. Miguel Ángel esperaba su primer bebé con su mujer, Mª Carmen, cuando se enteraron de que en lugar de uno vendrían tres a la vez: Pablo, Álvaro y Miguel Ángel, que llegaron al mundo el pasado mes de enero.

Por su parte, Antonio ya tenía su primer hijo junto a Isabel, pero decidieron ir a por el segundo y, como la genética no perdona (ya existían antecedentes familiares), se llevaron la misma sorpresa: lo que venía en camino no era un bebé sino dos, Manuel y Alberto, que nacieron sólo tres meses después que sus primos.

Con la llegada de estos diablillos encantadores, la realidad cambió bastante para esta familia malagueña: de velar por la seguridad de los ciudadanos, Miguel Ángel y Antonio, bombero y policía local respectivamente, tuvieron que pasar a cambiar pañales y calentar biberones cada media hora.

Con tres hijos en cada casa, los matrimonios se ven obligados a compaginar todos sus horarios, desde el de trabajo, hasta el de las comidas y el tiempo de descanso. Aseguran que su ritmo de vida es una auténtica locura, pero «cuando los niños cierran los ojos parecen angelitos y todos los esfuerzos merecen mucho la pena».

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