El exceso de oferta inmobiliaria en el entorno de Barcelona se centra en ciudades como Viladecans, Terrassa (Vall Clara), Montcada i Reixac, Vilanova i la Geltrú (en toda la ciudad a excepción del centro), Puig-Reig (sobran viviendas para los próximos 20 años), Tordera y Manresa, con una nube de grúas en el paisaje, según revela el profesor de la Universitat de Barcelona, Gonzalo Bernardos.
Otra ciudad con exceso de vivienda construída es Sant Cugat del Vallès.
Su plan de crecimiento prevé pasar de las 70.000 viviendas actuales a cerca de 90.000 ¿Pero cuándo? a día de hoy es una incógnita. Este modelo es extensible a otros municipios del área de Barcelona.
Un ejemplo en Mira-Sol
Como muestra, un paseo por las decenas de construcciones que se levantan en el barrio de Mira-Sol en Sant Cugat delata esta situación.
20 minutos comprobó que algunos bloques parecen maquetas a escala real.
Están terminados pero apenas se ven rastros de vida: alguna persiana levantada, alguna planta en el balcón. Por la calle cuesta ver vida más allá de las obras.
Algunos constructores que antes exigían tono muscular con diversas obras en construcción a la vez, ahora paran el ritmo. Se construye sólo un edificio y otro se paraliza hasta que se acabe el primer inmueble. Y es que no hay demanda para tanto.
Por toda Catalunya
"El exceso de oferta en Catalunya se sitúa más fuera del area metropolitana: Deltebre, Figueres, Blanes, Alcarràs..." comenta Bernardos.
En casos como Les Borges Blanques (les Garrigues) la oferta, de 800 pisos, equivaldría a la demanda natural de cuatro o cinco décadas.
Un paseo de 15 minutos para hacer un café
Sin servicios ni vecinos, hay que coger el coche para comprar y la vida social no existe.
Hace ocho meses que viven de alquiler en un piso de Sant Cugat.
El futuro será diferente, pero el presente es duro: "Si queremos hacer un café hemos de caminar unos quince minutos. Para comprar el pan hemos de coger el coche e ir a un centro comercial. Aquí no hay nada" se quejan Ruth Oliveras, de 30 años, y Miquel López, de 29, una pareja que habita en uno de los barrios fantasma.
"Esto se va llenando, pero muy poco a poco". Incluso algunos vecinos, cuando llegamos, se habían puesto alarma porque por aquí no había nadie", relatan.
Problemas de urbanización y servicios
Todo está a medio hacer: los contenedores cubiertos no se pueden usar, las calles no se limpian lo suficiente, las aceras tienen un aspecto más que descuidado. La zona, además, tampoco está urbanizada del todo. "Si vas bien vestido, como el camino es de tierra, acabas con los pantalones llenos de polvo", se lamentan.
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