Rafael Lambiés, obligado a volver de una isla desierta: "Ahora estoy en un sitio donde hay contagios y muertos cada día"

Rafael Lambiés, en su barco 'Isla de Pascua'.
Rafael Lambiés, en su barco 'Isla de Pascua'.
RAFAEL LAMBIÉS
Rafael Lambiés, en su barco 'Isla de Pascua'.

Rafael Lambiés cogió su barco, el 'Isla de Pascua', el pasado 11 de marzo y partió rumbo a s'Espalmador, un islote deshabitado al norte de Formentera, ante lo que estaba por venir. Solo dos días después, el Gobierno decretó el estado de alarma y allí ha pasado el primer mes de cuarentena hasta que la Subdelegación del Gobierno de Ibiza le obligó a volver a Valencia bajo amenaza de multas, aunque sin ninguna infracción concreta, según este valenciano de 54 años.

"Cuando decretaron el estado de alarma notifiqué a la Guardia Civil que estaba fondeado en s'Espalmador, me inscribí como residente en una embarcación en el Consell insular y cuando he ido a comprar comida al puerto de Formentera lo he comunicado a la Guardia Civil y me han dado permiso", justifica. Durante este mes ha vivido en su barco, donde ha seguido teletrabajando como administrador de fincas, ha salido a nadar y a hacer piragüismo y a veces también a la playa. Todo ello en una isla desierta y sin incumplir ninguna norma, defiende.

Allí ha estado seguro de cualquier contagio y con una distancia mínima de varios kilómetros de otras personas. "Solo he bajado una vez a comprar a Formentera, y allí tampoco hay contagios, es un lugar muy seguro", señala. Pero su "aventura", como él mismo lo califica, se terminó el pasado viernes, cuando anunció su vuelta y partió a Valencia, donde llegó al día siguiente.

"Si yo me contagio y me muero, ¿quién es el responsable?"

Ahora, se encuentra "indignado" por haber tenido que volver a su lugar de residencia, sin una justificación por parte de la Subdelegación del Gobierno. "Me han mandado a un sitio donde hay un montón de contagios y muertos todos los días. Si yo me contagio y me muero, ¿quien es el responsable?". Aquí lleva desde el pasado sábado, atracado con su velero de 11 metros en el Club Náutico, y en él permanecerá lo que queda de estado de alarma, al igual que otras familias que han decidido hacer lo mismo en el mismo Club Náutico. 

Denuncia que las autoridades están molestas porque su caso ha salido en los medios aunque asegura que él no ha sido el responsable: "Me empezaron a llamar los medios cuando me inscribí en el Consell, así que tuvieron que filtrarlo ellos", señala. 

Seguirá viviendo en su barco

Ya en Valencia, seguirá trabajando con su ordenador desde el 'Isla de Pascua' y aprovechará el estado de alarma para realizar las labores de mantenimiento que requiere una embarcación como la suya, con más de 30 años. "Cuando tengo que ir a comprar voy a Pinedo, que está muy cerca y en los supermercados hay poca gente, no como en Valencia", explica.

Él, que está acostumbrado a pasar temporadas en su barco, no entiende que no haya podido hacerlo en las costas de s'Espalmador, donde también llegó una familia canadiense en un catamarán la última semana qué pasó allí. "A mí me han obligado a volver, pero ellos han podido quedarse porque llevan tres años fuera de Canadá y no tienen un puerto de origen".

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