El miedo al coronavirus aumenta el riesgo de muertes colaterales

  • Los ingresos por enfermedades como el infarto o el ictus están cayendo de forma preocupante.
  • Cardiólogos y neurólogos temen que se agraven las secuelas y se incremente la mortalidad. 
  • Los médicos aseguran que la atención se presta con todas las garantías: "Somos muy exigentes con el aislamiento". 
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Personal sanitario en la entrada de Urgencias del Hospital de Alcalá de Henares.
Personal sanitario en la entrada de Urgencias del Hospital de Alcalá de Henares.
Fernando Villar / EFE
Personal sanitario en la entrada de Urgencias del Hospital de Alcalá de Henares.

El coronavirus está segando la vida de miles de personas. Sus efectos directos sobre la salud de la población están siendo devastadores. Pero también los indirectos. Enfermos con patologías graves y urgentes, para los que acudir cuanto antes al hospital cambia radicalmente el pronóstico, están dejando de hacerlo por miedo al contagio y las consecuencias pueden ser muy graves.

La alerta la han lanzado principalmente la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y la Sociedad Española de Neurología (SEN). La primera ha detectado una caída del 40% en el tratamiento del infarto desde que comenzó el estado de alarma y la segunda ha registrado en torno a un 33% menos de ingresos por ictus en marzo respecto a febrero. Ambas coinciden en que esos descensos no se deben a que se estén produciendo menos casos, sino a que los afectados están optando por no utilizar los servicios sanitarios.

"Es cierto que el confinamiento obliga a un reposo, a evitar esfuerzos físicos importantes, y también a dejar las situaciones de estrés profesional. Son factores que están asociados a desencadenar infartos agudos de miocardio pero eso explicaría una parte pequeña de la reducción. La mayor parte de la caída se explica porque probablemente los pacientes no acuden a los servicios asistenciales por miedo a contagiarse", expone el doctor Ángel Cequier, presidente de la SEC, sobre una patología cardiovascular responsable de 14.520 muertes al año.

El análisis que ha llevado a cabo esta sociedad médica compara los ingresos de la última semana de febrero, cuando la pandemia aún no se había extendido, con la tercera de marzo, una vez restringidos los movimientos de los ciudadanos. Con datos de 71 hospitales de las 17 comunidades, la cifra de angioplastias primarias pasó de 429 a 258.

"Pacientes con síntomas ligeros o moderados que en otros momentos solicitarían atención los relativizan y es posible que muchos estén pasando el infarto en casa y que solo pidan asistencia cuando se ha complicado", agrega el cardiólogo. De esta forma, quienes sí están llegando al hospital lo hacen más tarde de lo que deberían, "en situaciones mucho peores que hace un mes".

El doctor Cequier advierte de que "los infartos que no son tratados no solo pueden provocar problemas en la fase aguda, porque causen incluso rupturas de parte del corazón, sino que pueden dejarlo tan deteriorado que después aparezcan complicaciones a medio y a largo plazo". El especialista habla del riesgo de arritmias, que pueden derivar en muerte súbita, o de insuficiencia cardiaca.

El pronóstico del ictus

El escenario es similar en los Servicios de Neurología, según una encuesta en 18 hospitales de 11 comunidades de la SEN. A la espera de los resultados de una investigación más exhaustiva, la coordinadora de su Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares, la doctora María Alonso de Leciñana, recuerda que "el retraso en la llegada al hospital para recibir el tratamiento adecuado es uno de los factores que más negativamente influyen en el pronóstico del ictus".

El retraso en la llegada al hospital es uno de los factores que más negativamente influyen en el pronóstico del ictus

El ictus es la segunda causa de muerte en España y la primera causa de discapacidad adquirida en el adulto. Cada año lo sufren entre 110.000 y 120.000 personas, de las cuales un 50% queda con secuelas discapacitantes o fallece. "Las nuevas medidas terapéuticas, si son administradas en las primeras horas, aumentan considerablemente la probabilidad de recuperación neurológica: la probabilidad de fallecer o quedar con una discapacidad grave pueden reducirse a la mitad", remarca la organización.

El código infarto y el código ictus, protocolos que reducen el tiempo de atención y mejoran la asistencia, han logrado en los últimos años reducir la mortalidad de estos cuadros médicos. Para luchar contra un retroceso, cardiólogos y neurólogos subrayan que, pese al Covid-19, sus unidades siguen funcionando "con la misma excelencia de siempre" y en un entorno seguro.

"Los pacientes son tratados en un escenario esteril"

El doctor Ángel Cequier, presidente de la Sociedad Española de Cardiología.
El doctor Ángel Cequier, presidente de la Sociedad Española de Cardiología.
SEC

¿Por qué deciden hacer este estudio? En los primeros días de la pandemia vimos en diferentes hospitales que el número de pacientes con infartos agudos de miocardio se había reducido significativamente. Es verdad que a lo largo de los meses hay pequeñas variaciones pero en general la cifra es bastante constante. Por esta razón la Sociedad Española de Cardiología hizo este estudio de comparación.

Hay ciertas diferencias en los datos en función de las comunidades. ¿A qué se debe? Hay dos factores. Por un lado, el impacto del coronavirus no ha sido uniforme en todas. Hay algunas en las que ha afectado mucho más, por ejemplo en Madrid o Cataluña. Y después hay comunidades que tienen poca actividad, con lo que pequeñas modificaciones del número pueden provocar cambios en los porcentajes. Pero en general pensamos que la respuesta es bastante uniforme.

¿Qué mensaje pueden lanzar a esos pacientes infartados con temor a ir al hospital? Es importante remarcar que los Servicios de Cardiología y los equipos de Cardiología Intervencionista, que son los que están localizados 24 horas siete días a la semana durante todo el año, continúan total y absolutamente operativos. Además somos muy conscientes del riesgo que supone el contagio por coronavirus para pacientes con patologías cardiovasculares. Por tanto somos tremendamente exigentes con las medidas de aislamiento con las que son atendidos. Son tratados en un escenario estéril, bajo medidas que ya se aplicaban y que ahora están mucho más acentuadas.

¿Han estimado en cuánto podría aumentar la mortalidad por la caída en esos tratamientos? Es relativamente pronto para saberlo pero es posible que la mortalidad por infarto aumente un 20 o 30%. Ahora en la fase aguda, en el primer mes, es de un 8 o un 9% y es posible que pase a valores de dos cifras. 

¿Será posible revertir el retroceso? La caída no es por la fragilidad de las infraestructuras ni porque haya habido recortes en los equipos por lo que en cuanto la pandemia remita se logrará.

¿Van a seguir estudiando la situación para ver cómo evoluciona? Indudablemente porque es un aspecto muy importante. Esta ha sido una fotografía muy concreta durante una semana. La Asociación Española de Cardiología Intervencionista hace un registro anual y vamos a ver cuál está siendo el impacto del coronavirus no solamente sobre los infartos agudos de miocardio sino también sobre otro tipo de enfermedades cardiovasculares. Da la impresión de que el número de contagios se está reduciendo y con él el impacto, pero somos conscientes de que va a continuar durante las próximas semanas.

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