Casa de Pilato: una de las dos moradas evangélicas que aseguran hay en Italia

Cristo enfrente de Pilato
Cristo enfrente de Pilato
WIKIPEDIA / Gemälde von Mihály von Munkácsy, 1881
Cristo enfrente de Pilato

Se asegura que en Italia están dos casas ‘evangélicas’: en Loreto, la de María, José y Jesús; la otra es la de Poncio Pilato. La primera es famosa por haber volado cuatro veces desde 1291: como Palestina era tierra islámica, los ángeles llevaron la casita volando a Trsat (Croacia), tierra cristiana. Por ser lugar inseguro, la mudaron a Ancona. No duró allí: en otro vuelo fue a Porto Recanati, a una finca de la ‘signora Loreta’, de la que tomó nombre. La última mudanza, en 1294, la dejó en el Monte Prodo, donde sigue.

En cambio, la supuesta casa de Pilato no se ha movido. Está en Bisenti, pueblito de 2.000 habitantes, junto al río Fino, en los Abruzzos. Fue, sin duda, una casa romana. Conserva su atrio. Y en el sótano hay un pozo, ya seco, antaño relacionado con una peculiar conducción de agua subterránea. Esta cruza el pueblo y desemboca en la Fuente Vieja (Fonte Vecchia), que sirvió en su día para surtir al pueblo. Precisemos: ese acueducto invisible es un ‘qanat’, obra de ingeniería de un tipo usado en Oriente Medio desde muy antiguamente. Un ‘qanat’ se nutre en origen de agua, pero no de manantial, sino de la contenida en el nivel freático. El detalle importa lo suyo, ya que el historiador judeorromano Flavio Josefo (enemigo del Imperio, que cambió de bando y se convirtió en su propagandista) atestigua que Pilato construyó, con dinero judío del Templo de Yahvéh), un canal así en Jerusalén. Luego, suponen, hizo otro tanto en su pueblo natal. Los pilatófilos consideran, pues, que este canal es un gran apoyo para su causa.

Bisenti tiene rivales. Reclaman glorias pilatianas San Pío Fontecchio, con una Montaña de Pilatos, su supuesta última vivienda; también Tussio, Molise, Isernia... Varios de estos lugares son de los Abruzzos, donde está la meseta de Navelli, famosa por su azafrán. Al ser de origen oriental, los ‘fans’ le han adjudicado su introducción a Pilato.

Pero fue un fraile inquisidor, Domenico Cantucci, quien lo trajo de España. Hace unos seiscientos años. No dos mil.

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