Fernando Soto, de 'La casa de Papel': "El final es de altísima tensión"

  • El actor interpreta al subinspector Rubio, uno de los perseguidores de El Profesor en la serie de Netflix. 
Fernando Soto, en el papel de Ángel Rubio en 'La Casa de Papel'.
Fernando Soto, en el papel de Ángel Rubio en 'La Casa de Papel'.
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Fernando Soto, en el papel de Ángel Rubio en 'La Casa de Papel'.

En una historia en la que los atracadores son los buenos y los policías los que parecen los malos, el subinspector Ángel Rubio es un caso aparte. Leal y en una eterna lucha consigo mismo, éste personaje de La Casa de Papel , que acaba de estrenar su cuarta temporada en Netflix, despierta empatía. 

Le interpreta el actor Fernando Soto, poseedor de dos premios Max de teatro y que, además de interpretar, dirige, escribe y forma a jóvenes actores. 

El inspector Rubio está en su momento más complicado, entre dos mundos… La verdad es que sí. Yo acabé la temporada ayer y pensaba todo el rato qué iba a pasar conmigo, qué le iba a pasar a ese hombre enamorado de su compañera, la inspectora Murillo, el pobre ha pasado de tenerla en la carpa como compañera a tenerla como detenida y eso es complicado. ¿La ayuda o no la ayuda? ¿Se salta la ley o no?

¿La acabó ayer? ¿Cuánto de la serie saben los actores? Sabía bastante, porque tenía los guiones. La acabé ayer porque tampoco soy de darme empachos, me gusta ver un par de capítulos seguidos y disfrutarla. Los guiones van muy pegados al rodaje, es marca de la casa. La Casa de Papel en los rodajes puede cambiar de un día para otro así que los guiones pueden estar abiertos hasta última hora. Eso le confiere al trabajo algo de imprevisible que mola.

O sea, que sabía el final… Sí, sabía cómo acababa, porque las tramas principales ya las conocía más o menos, aunque hay cosas que son de gran envergadura en la serie que se fueron desarrollando en el momento. El equipo de creadores y guionistas tienen una capacidad admirable.

Rubio es un hombre templado, pero parece que lo único que tiene claro es que quiere atrapar a El Profesor, ¿hay algo de celos o resentimiento ahí? (Risas) Creo que sí, desde que él le descubre hay una necesidad de cogerle. Es un poco de venganza, sí. Tamayo y Sierra muestran la rabia hacia ese personaje, pero Ángel es un personajes que como policía es una hormiguita, va acercándose, va a acercándose, pero con mala suerte, porque se queda a las puertas. Sí, hay resentimiento porque Raquel se fuera con él.

En la serie la gente se pone de parte de los atracadores. ¿Le frustra que pase eso también en la realidad? Es verdad que ellos son como los robin hoods y es una figura muy empática, pero en La Casa de Papel hay también particularidades con algunos personajes y los espectadores en la realidad empatizan con esas individualidades. A mí por ejemplo, como espectador, hay atracadores que me caen mal y otros bien y lo mismo con los policías. A mí Tamayo, que es un personaje desagradable e histriónico es un tipo que me cae muy bien, con el que empatizo.

Estamos en una situación de encierro en la vida real, y en la serie también… ¿eso también ayuda a empatizar? Hay una cosa muy buena que se ve en ambos encierros, tanto en el de los policías como en el de los dalís, una cosa que La Casa de Papel deja muy al descubierto, que es el concepto de colectivo, que si no hay unión las cosas se van al casos. Eso les pasa en el atraco, empiezan a desunirse, a enfrentarse los unos con los otros… y eso viene muy al pelo con lo que estamos viviendo, que puede sacar lo peor y lo mejor del ser humano. El gran secreto del encierro es la colaboración colectiva, la unión de la gente, el resistir. Y eso se ve muy bien en la serie.

Confirme o desmienta: Najwa Nimri como Alicia Sierra da miedo dentro y fuera de la serie. (Risas) Lo desmiento. Najwa fuera de la serie es una compañera muy maja, es un pedazo de pan. La quiero mucho. Sierra es una tía muy perraca, es poli vieja y una tía dura, pero Najwa es un pedacillo de pan, muy buena gente.

¿Les afecta al rodar que la serie es un éxito internacional? Pesa en el sentido de que eres consciente del alcance que tienes, pero nosotros trabajamos igual que el primer día de trabajo en la primera temporada, con un gran equipo delante y detrás de las cámaras. Han cambiado los medios, hay más posibilidades, pero seguimos igual, con las mismas ganas. Somos gente muy sencilla, con mucho sentido de la realidad.

¿Le gusta esa sensación de éxito? El éxito es una cosa que se disfruta porque te llega el cariño de millones de personas que ven la serie, eso no te lo voy a negar. Jaime Lorente lo comentaba el otro día, que ahora es cuando más cuidado hay que tener para no volverse un gilipollas. Ya son muchos tiros dados y muchos años en esto para dejarse llevar por el éxito.

¿Y en qué ha cambiado la vida de Fernando Soto? En no mucho. Les ha cambiado más a los compañeros atracadores, porque a ellos se los comen. Es un honor que te pare por la calle gente de todo el mundo y te digan cosas positivas. Nos ha cambiado sobre todo en las redes sociales, donde pegas un pelotazo y de repente te siguen miles de personas.

¿Recuerda algún número concreto? Pues yo era más de Twitter desde hace años y una compañera me dijo que me hiciera Instagram y me lo hice y lo tenía abierto sin usarlo. Y cuando empezó el boom empezó a crecer… andará por ciento y pico mil [está en 139.000]. Este fin de semana ha crecido como en 30.000 seguidores. Y a los compañeros les siguen millones de personas. Es una forma de estar conectado y también abruma.

En esta temporada hay mucha marca España, empezando por las paellas… Yo también me quedé un poco flipado con esa secuencia. Eso es un poco el gamberrismo y las travesuras de los creadores de La Casa de Papel. Es un guiño muy gracioso.

¿Qué pasó con las paellas? No estaba ese día en el rodaje, pero me imagino que se comerían, porque el equipo de Arte lo hace todo real…

Ha tenido muchas escenas de exteriores, ¿han tenido anécdotas? Mi personaje siempre ha sido como la conexión con el exterior… con Itziar [Itziar Ituño] un día en el monte, en La Panera, acabando de rodar rescatamos a un ternero que se había quedado atrapado por una pata en una verja en medio de la sierra. Y decíamos ‘esto sólo pasa en este trabajo’.

Describa cómo es el final de esta temporada de La Casa de Papel. De una tensión de millones de vatios. Es de altísima tensión.

Tiene dos premios MAX de teatro, ¿le gustaría una repercusión del Teatro como el que tiene la tele? O como el que tiene el fútbol. Sería fantástico. Ahora estaba leyendo que el ministro de Cultura decía que no se iban a tomar medidas especiales con la cultura e inmediatamente después leo que en Alemania se ha declarado la cultura como bien de primera necesidad. Estamos a años luz.

Ha sido el gran refugio de demasiadas horas de ocio, ¿no? La cultura durante el confinamiento ha demostrado una generosidad enorme, al abrir muchos museos, plataformas de bibliotecas, películas, teatrotecas… nos merecemos que cambien las cosas. Y aunque el teatro es como la resistencia, siempre peleando, podrían cuidarnos un poco. Podrían aprovechar el confinamiento para que las televisiones públicas emitieran teatro.

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