Los científicos han detectado que el nivel del mar sube cada año entre 3 y cuatro milímetros, lo que supone que para el 2050 será 15 centímetros más alto que ahora. El problema de toda la costa cantábrica es que se adapta peor a los cambios que, la del Mediterráneo, por ejemplo, ya que la asturiana está pegada a las urbes. Las playas, pues, no pueden modificarse ni erosionarse de forma natural.
Habrá menos pesca
Bajo esta hipótesis, prácticamente todas las zonas llanas de la costa -playas, estuarios
o rías- desaparecerán bajo el mar. Los pequeños ecosistemas marinos que habitan esas áreas también son muy sensibles a los cambios por lo que también se perderá gran parte de la riqueza pesquera. «No se puede esperar a mitigar las emisiones de CO2. Hay que actuar ahora; si no, las consecuencias serán terribles», augura Losada.
Más tormentas y olas más altas
La pérdida de metros de costa no será la única consecuencia del calentamiento global que vivamos los asturianos. De forma continuada las olas serán más altas y fuertes, mientras que aumentarán notablemente el número de tormentas, así como su intensidad. Los científicos han concluído además que los vientos en la costa oeste asturiana serán cada vez más violentos.
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