"Sigue habiendo demanda por parte de los puteros y la explotación sexual continúa en lugares invisibles"

La madrileña calle Montera, lugar habitual de prostitución callejera, vacía.
La madrileña calle Montera, lugar habitual de prostitución callejera, vacía.
Jorge París
La madrileña calle Montera, lugar habitual de prostitución callejera, vacía.

Ya no se las ve en la calle y muchos prostíbulos han cerrado, pero eso no significa que hayan dejado de ser explotadas. La crisis sanitaria por el coronavirus y las medidas de confinamiento implantadas para frenar su propagación han agravado las circunstancias de unas mujeres de por sí muy vulnerables. Quienes las controlan las han llevado a lugares ocultos a los que los clientes sí llegan. Porque aunque los movimientos de la ciudadanía han sido limitados, la demanda se mantiene.

"La explotación sexual continúa produciéndose en lugares invisibles. Sigue habiendo una clara demanda por parte de los puteros y las mafias están moviendo a las mujeres a pisos particulares. Están en manos de sus victimarios y nos preocupa el aumento de la violencia contra ellas", denuncia Rocío Mora, directora de la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida (Apramp). Esta organización ha realizado un seguimiento de la situación desde que se decretó el estado de alarma el 14 de marzo y ha elaborado un exhaustivo informe. Este refleja que el 80% de los pisos siguen operativos y un 5% se ha activado. El 15% restante ha cerrado y "la materia prima ha sido desechada".

La investigación se ha llevado a cabo a través de llamadas telefónicas a 419 mujeres de Murcia, Madrid, Almería, Salamanca, Badajoz y Asturias, donde Apramp tiene delegaciones. Su directora califica de baja esa cifra de contactadas y estima que el incremento de la clandestinidad a la que están siendo sometidas ha mermado en un 25% su trabajo diario.

Pese a esas dificultades, y siendo ahora más necesaria si cabe, la ONG va a intensificar su labor proactiva de identificación y detección de víctimas de trata, una tarea que lleva a cabo en colaboración con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. En ella cumple una función determinante la "unidad de rescate", que actúa a pie de calle y está formada por supervivientes de esta esclavitud del siglo XXI.

Una situación de esclavitud que hace del apoyo sanitario uno de los pilares de la actividad de Apramp y cobra especial relevancia en una situación de pandemia como la que atraviesa el mundo en general y España en particular. Las relaciones sexuales con distintos hombres y la falta de medidas de aislamiento y de productos básicos de higiene están poniendo a estas mujeres en grave peligro. Todo ello unido a la desinformación. 

Pedimos firmemente que se señale a los victimarios porque son los culpables de la situación de miles y miles de mujeres

"Ni siquiera saben qué es el Covid-19, ni que estamos en una situación de alarma. Desconocen cuál es la sintomatología de la infección y en caso de enfermar, muchas no lo están notificando por miedo a ser expulsadas y no poder pagar la deuda que tienen con el proxeneta", explica Mora. La mayoría son además inmigrantes en situación administrativa irregular, sin acceso al sistema público de salud y que no están al tanto de sus derechos.

Entre las medidas del Gobierno para proteger a los colectivos más frágiles ante el estado de alarma está considerar esenciales los servicios de atención a víctimas de explotación sexual y trata. "Lo aplaudimos porque pedíamos que dentro de la violencia contra las mujeres se hablase de todas las formas de violencia. Los proyectos que estamos abiertos necesitábamos un reconocimiento y ese real decreto nos lo da. Ahora hacen falta protocolos para que las demandas de las mujeres sean atendidas, de alojamiento, manutención o asistencia sanitaria", afirma la directora de Apramp.

"Queremos dejar claro que esto no ocurriría si no hubiese mafias, proxenetas ni puteros detrás", remarca Rocío Mora y concluye con un llamamiento: "Pedimos firmemente que se señale a esos victimarios porque son los culpables de la situación de miles y miles de mujeres. De la misma manera que se está denunciando el saltarse un estado de alarma, tenemos que colaborar para que entre todos, organizaciones especializadas, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y la sociedad, logremos que no sea fácil trasladarlas, lleguemos a ellas y no las perdamos".

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