La intensa lluvia deslució la Ofrenda de Flores que se celebró por las calles del Casco Antiguo y provocó que el Cuerpo de Bomberos de Zaragoza tuviera que atender unas cuarenta incidencias en distintos puntos de la ciudad.

En la ofrenda, algunos de los 370 grupos participantes retrasaron su salida y decenas de los oferentes que iban por libre abandonaron la fila ante el diluvio que cayó sobre la ciudad en torno a la una del mediodía.

Los más valientes se refugiaban como podían y compartían sus paraguas para evitar en medio del aguacero que se estropeasen las flores o su vestimenta tradicional antes de llegar a la plaza del Pilar.

Y no eran pocas las mujeres que dejaban la enagua al aire, para usar la falda como capucha, envolviéndose la cabeza con la prenda, mientras bailaban unos bailarines completamente empapados.

"¡Qué pena? Ese mantón es irrecuperable", suspiraban algunos al ver el estado en el que la lluvia dejaba algunos trajes de gala.

Lejos de la Ofrenda, en los alrededores de la avenida de Navarra, de la de Madrid y en el barrio de Valdefierro, los bomberos

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