Con motivo de la celebración este jueves del Día Mundial del Glaucoma, la organización ha recordado que las cifras "no son nada halagüeñas" en lo que se refiere al grado de afectación de esta patología ocular que ya es la segunda causa de ceguera según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

AGAF ha advertido de que una vez se produce el diagnóstico, el 45 por ciento de los pacientes con glaucoma no sigue el tratamiento y las pautas prescritas por los oftalmólogos, lo "pone en riesgo la visión de unos 7.300 murcianos", calculan.

"El problema de las personas que lo padecen es que no notan una mejoría con su medicación porque nunca se recupera la visión perdida. Por ello, al final deciden no seguir el tratamiento, olvidándose de que esta enfermedad es degenerativa y de que, poco a poco en algunos casos, o de forma muy rápida en otros, pierden parte de la visión", ha señalado Delfina Balonga, presidenta de AGAF.

En la actualidad no existe una cura para el glaucoma, pero los pacientes que la padecen cuentan con colirios y medicamentos que permiten frenar su evolución y, por tanto, la pérdida de visión.

El glaucoma hace referencia a un grupo de enfermedades que se caracterizan por una degeneración del nervio óptico y que en España afecta a más de un millón de personas. Esta enfermedad ocular provoca en los pacientes una pérdida de la visión periférica, como si miráramos a través de un túnel. En algunos casos la degeneración progresiva del nervio óptico llega afectar a la visión central provocando una ceguera casi total.

Desde la Asociación destacan la importancia que tiene en estos casos la adherencia al tratamiento para evitar el deterioro de la visión y de la calidad de vida de estos pacientes. "Un correcto seguimiento de la enfermedad conlleva una correcta autoadministración de los medicamentos y realizar controles médicos periódicos para ralentizar el avance".

El diagnóstico precoz es fundamental porque la enfermedad en sus inicios es asintomática. El cerebro se encarga de compensar el déficit visual, por lo que pasa inadvertido hasta las fases terminales de la enfermedad en las que se pierde la visión de forma irreversible.

Por ello, desde AGAF han recordado la importancia de realizarse una exploración oftalmológica una vez al año, a partir de los 45, para detectar el glaucoma más frecuente.

"Un diagnóstico temprano podría evitar la ceguera en el 95 por ciento de los casos, pues podría tratarse rápidamente y evita daños adicionales y frenar su desarrollo", ha señalado Balonga, quien ha explicado que para ello es necesario someterse un examen del nervio óptico y medir la presión ocular a través de una tonometría.

Estas pruebas médicas se complementan con la realización de un campo visual (campimetría), la visualización del ángulo que forman la córnea, el iris y la esclera (gonioscopia) y la medición del grosor corneal (paquimetría), todas indoloras y no invasivas.

Así mismo, la Asociación ha apuntado que existen algunos factores que pueden provocar la aparición de esta enfermedad ocular, tales como la diabetes, la presión intraocular alta -que no siempre se da con glaucoma-, antecedentes familiares, miopía elevada, con más de 5 dioptrías, hipertensión arterial o estar medicado con corticoides.