Implantar la imaginación en máquinas con inteligencia artificial: el último reto para la 'humanización' de los robots 

  • Un equipo de la UOC de Barcelona busca crear algoritmos que funcionen como la imaginación humana.
Infraestructura de computación para Inteligencia Artificial, Artemisa
Infraestructura de computación para Inteligencia Artificial, Artemisa
IFIC
Infraestructura de computación para Inteligencia Artificial, Artemisa

Investigadores de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) han llevado a cabo un estudio para analizar cómo formalizar, en lenguaje matemático, la imaginación humana para que sea creada y ejecutada por máquinas con inteligencia artificial.

El doctor por la UOC, Joan Casas-Roma, explica que "la imaginación humana es, en muchos casos, voluntaria", como por ejemplo cuando "elegimos en qué restaurante cenaremos e imaginamos cómo será la velada o decidimos entre diferentes lugares dónde pasar unas vacaciones".

"Hemos estudiado diferentes teorías sobre cómo podría funcionar la lógica que hay detrás de la imaginación voluntaria, para poder crear algoritmos para simular su funcionamiento", apunta Casas-Roma, que señala que "las teorías científicas existentes no son precisas para representar de forma computacional cómo imaginamos".

Por eso, desde la UOC han planteado "una herramienta visual para clasificar diferentes actos de imaginación en función de los procedimientos que se han seguido" y han aportado "un marco para determinar las dinámicas de la imaginación", elementos que servirán como "base para un modelo matemático de los procesos de la imaginación".

Además, la inteligencia artificial ya "establece hipótesis o suposiciones sobre nuestras futuras tomas de decisiones", pero Casas-Roma augura que "capturar matemáticamente la imaginación humana abrirá la puerta a nuevas posibilidades de la inteligencia artificial".

Según el científico, introducir la imaginación humana en la inteligencia artificial permitirá "máquinas que puedan planificar tareas o tomar decisiones siguiendo un razonamiento similar al humano, lo que las acercará a la forma en la que pensamos".

Hasta ahora, la inteligencia artificial se ha centrado en la cuestión racional, pero "numerosos expertos apuntan a la necesidad de tener en cuenta aspectos más bien emotivos para mejorar la eficacia de los sistemas inteligentes", advierte Casas-Roma.

El investigador reivindica que aunque "se critique que las máquinas no son capaces de imitar a los humanos de forma completa, no existe tampoco ninguna persona capaz de resolver determinados problemas complejos y que, sin embargo, una máquina podría solucionar en cuestión de segundos".

En el trabajo, financiado por el Gobierno, también han participado la Universidad de Salamanca, la Universidad de Aveiro, Portugal, la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina y la de Roskilde, Dinamarca.

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