«Lo hacemos para dar una alternativa a los vecinos. El que quiera, que cultive allí», comenta Isaac, miembro de este colectivo. Dice que esos terrenos «llevan años abandonados» y ahora se gestionarán «como si de una cooperativa agrícola cualquiera se tratara».

La idea de Isaac es hacer un mercadillo un día a la semana y ofrecer los productos cultivados «a cambio de la voluntad». En ReFLEXón están seguros de que la idea será bien recibida y servirá de ejemplo en otros barrios. «Animamos a que los gijoneses liberen espacios públicos y que los usen», proclama Isaac.

«Nos han recibido bien»

Hace casi tres meses que la antigua fábrica fue ocupada para servir como centro social y sus nuevos inquilinos creen que el recibimiento por parte del barrio «ha sido bueno, sobre todo entre la juventud. Ya hay mucha gente colaborando con nosotros», opinan.

La oferta de ocio y cultura es variada para el que pase por allí: conciertos, películas, biblioteca y hasta una parrillada al aire libre.

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