El VIH, como el resto de virus, no puede multiplicarse por sí solo, por eso necesita infectar células y hacerse con su maquinaria de replicación. El VIH en concreto sólo cuenta con 15 proteínas para entrar y poner en marcha el "secuestro".
El estudio, que reconstruye por primera vez el mapa de interacciones entre las proteínas del VIH y las proteínas del huésped en los primeros momentos de la infección, permitirá emprender el desarrollo de una nueva clase de terapias que impidan al virus hacerse con el control de las células.
"Todas las proteínas que hemos identificado participan en los primeros estadios del ciclo vital del virus que preceden a la integración en el genoma del huésped", explicó el doctor Sumit K. Chanda, profesor asociado del Laboratorio del Centro de Enfermedades Infecciosas e Inflamatorias en el Burnham que ha codirigido la investigación junto a Young.
"Por lo tanto, bloqueando la acción de cualquiera de estas proteínas se incapacitará al virus para que prolifere antes de que entre en estado latente", añade.
Chanda subraya que si bien con este estudio "se abre un nuevo frente en la guerra contra el VIH, hay que tener cuidado a la hora de elegir cuáles, de entre todas esas proteínas, serán las mejores dianas terapéuticas". Una de las condiciones necesarias es que su bloqueo no provoque efectos secundarios indeseados. "Uno debe estar seguro de que la cura no va a ser peor que la enfermedad", apunta Chanda.
Normalmente, el descubrimiento convencional de una nueva droga, un nuevo fármaco, suele llevar alrededor de diez años, con un coste que puede alcanzar los mil millones de dólares.
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