Desmantelan un grupo que estafó a más de 100 personas mayores de todo el Estado

  • El operativo ha permitido detener al principal líder de la organización.
Un vehículo de Mossos d'Esquadra en una imagen de archivo.
Un vehículo de Mossos d'Esquadra en una imagen de archivo.
MOSSOS D'ESQUADRA - Archivo
Un vehículo de Mossos d'Esquadra en una imagen de archivo.

Los Mossos d'Esquadra han desarticulado un grupo criminal dedicado a estafar a personas de edad avanzada. Hay más de 100 víctimas por todo el Estado. Las engañaban para conseguir sus datos bancarios y después se hacían transferencias o compras por internet. Lo hacían por teléfono. Los estafadores consiguieron más de medio millón de euros. El operativo, que se ha desarrollado en varias fases, ha permitido detener al principal líder de la organización y citar como investigados a otros miembros.

La investigación empezó en noviembre del 2018, cuando los Mossos detectaron un aumento considerable de denuncias por estafas bancarias siguiendo un patrón similar. La mayoría de las víctimas eran pensionistas sin ningún otro tipo de ingreso. Los estafadores les habían vaciado la cuenta y les habían dejado en una situación de extrema vulnerabilidad económica.

Escogían a personas mayores, sobre todo aquellas especialmente vulnerables, para aprovecharse de su desconocimiento sobre el funcionamiento y el uso de las nuevas tecnologías. La estafa se iniciaba con una llamada telefónica de un miembro del grupo en el domicilio de la víctima, el interlocutor se identificaba como miembro de una entidad bancaria, de una gestora de medios de pago u otra entidad análoga. Manifestaba a la víctima que habían detectado una compra por internet de un importe elevado mediante su tarjeta bancaria.

La víctima, una persona de edad avanzada que no había hecho esta compra, rápidamente se veía angustiada. En estos momentos el estafador empezaba una conversación amable y tranquilizadora por ganarse la confianza de la víctima, y finalmente le proponía una solución: para anular la compra le solicita la numeración entera de su tarjeta bancaria y el código de verificación de la tarjeta (CVV o CVC).

Con estos datos, y mientras seguía hablando con ella, empezaba a realizar compras en línea reales. Para poder formalizar las compras solicitaba a la víctima los códigos de confirmación de compra en línea que iba recibiendo vía SMS y le hacía creer que eran códigos que se generaban en el proceso de anulación de la operación falsa.

Realizaban compras de artículos con una salida rápida y relativamente fácil al mercado ilícito, como dispositivos de telefonía, electrónica e informática de alta gama. Lo hacían en comercios que ofrecen la entrega de la compra el mismo día en uno de sus establecimientos o en una dirección concreta.

En otras ocasiones, los estafadores, con el mismo pretexto de anular esta presunta compra fraudulenta, conseguían la contraseña de la banca digital de las víctimas con la cual realizaban transferencias a cuentas corrientes de otros miembros del grupo criminal. Repetían esta operación hasta dejar sin saldo la cuenta corriente de los estafados.

Posteriormente, extraían del dinero en efectivo lo más rápido posible, por si las víctimas se daban cuenta de que habían sufrido una estafa y anulaban la libreta o tarjeta bancaria.

Los investigadores comprobaron que el grupo tenía establecida una estructura jerarquizada. Cada miembro tenía una tarea asignada: selección de las víctimas, realización de llamadas telefónicas, materialización de las operaciones de compra por internet, recogida de las mercancías adquiridas y la reventa de los artículos conseguidos.

Era esencial la figura del mulero. Se trata de miembros que aportaban sus datos personales y/o bancarias para recibir las transferencias bancarias fraudulentas para realizar y recoger a su nombre los pedidos de las compras digitales.

Los policías comprobaron que este grupo habría cometido más de 100 estafas por todo el Estado, con las cuales habrían conseguido más de 500.000 euros. También determinaron que operaba desde Cataluña, donde se habían establecido y desde donde recogían la mayor parte de las mercancías compradas ilícitamente.

Algunos de los integrantes del grupo habían trabajado tiempo atrás como comerciales a domicilio de empresas de servicios o suministros. Un hecho que les habría servido para conseguir datos personales de las víctimas de manera fraudulenta.

El 12 de febrero, en una de las diferentes fases del operativo, los Mossos detuvieron en l'Hospitalet de Llobregat al principal líder del grupo, que ingresó en la prisión después de pasar a disposición judicial. Es un hombre de 24 años y nacionalidad española. La investigación continúa abierta y no se descartan nuevas detenciones.

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