"Si te pregunta la Policía, tienes que decir lo que yo te diga. Ten cuidado con lo que hablas, si yo voy a la cárcel, te arrastro a ti también; si declaras en mi contra, cuando salga te buscaré hasta debajo de las piedras y no vas a quedar viva". Es lo que declaraba ayer Isabel García, esposa de Santiago del Valle, presunto asesino de la niña Mari Luz Cortés, sobre su marido.

García comparecía ante el Juzgado de Instrucción número 1 de la Audiencia Provincial de Huelva para declarar por segunda vez  con respecto a la muerte de la pequeña del Torrejón. La primera tuvo lugar el 30 de abril y en aquella ocasión la declaración tuvo que ser suspendida después de seis horas -tras declarar ante el juez y los abogados de las partes- al sufrir un ataque de ansiedad.

Por el momento mantiene su situación judicial -libertad con cargos- en relación con este caso, pues el juez que lo instruye no ha determinado tras oír su declaración su grado de imputabilidad, tal y como ha explicado el fiscal del caso, Alfredo Flores, ya que de momento no existe riesgo de fuga.

La esposa de De Valle llegó a la Audiencia procedente de Sevilla-II, prisión en cuya área psiquiátrica permanece desde principios de abril, cumpliendo una condena de 15 meses, que tenía pendiente, como cómplice de los abusos sexuales que su esposo cometía sobre su hija de 5 años. Al salir del coche de la Guardia recibió insultos como "perra, asesina".

En su declaración el 30 de abril, justificó su silencio desde la localización en Cuenca "en el miedo" que sentía por su marido. García llegó a afirmar que le habían contado (en plural) que "querían meterla en el piso y que la niña, al subir las escaleras, se cayó" y que creía que Santiago engañó a Mari Luz con la complicidad de Rosa del Valle. También llegó a decir también que su marido nunca le contó nada de lo que aquella tarde había pasado (como declaró Santiago) pero que "comenzó a atar cabos" porque las botas las tenía manchadas de barro y las lavó varias veces.

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