El pasado 7 de febrero la Semana de la moda de Nueva York vio cómo estallaba la polémica tras la negativa de una modelo afroamericana, Amy Lefevre, a desfilar con unos accesorios que consideraba racistas. 

Después de transmitírselo a los organizadores bastante nerviosa, le comunicaron que no pasaba nada, que "estaba bien sentirse incómoda por solo 45 segundos". La modelo se mantuvo en su decisión y se le permitió no desfilar con ellos, a pesar de que todas sus compañeras sí lo hicieron. 

No había noticias ni disculpas por parte de los organizadores, hasta que el 18 de febrero el Instituto Tecnológico de la Moda (Fashion Institute of Technology), responsable de los diseños, lanzó un comunicado pidiendo disculpas por ello. 

"A pesar de que no había intención de discriminación de ningún tipo, es evidentemente obvio cuál ha sido el resultado. Por ello pedimos disculpas a los participantes, estudiantes y cualquiera que se sienta ofendido por lo que vio".

Además, en el comunicado añadieron que se encuentran "activamente investigando como algo así ha podido ocurrir". Por otro lado, la modelo ha agradecido en sus redes las muestras de apoyo recibidos los últimos días.