Los conciertos de La Polla Records se han caracterizado desde siempre por ser caóticos, poco organizados y donde son habituales los bailes con violencia desmesurada. Eso es la esencia del punk, defienden algunos.

Sin embargo, desde que anunciaron su vuelta a los escenarios para celebrar su 40º aniversario, se intuía que no iban a mantener el ritmo de antaño, especialmente por su edad y porque sus famosas crestas se han convertido en cabezas alopécicas.

Tras su paso por algunas ciudades españolas como Valencia o Madrid, con buenos conciertos pero lejos de sus orígenes, llegaban a Latinoamérica. El pasado 8 de febrero tocaron en Buenos Aires, Argentina, donde la policía tuvo que hacer uso de pelotas de goma y botes de humo antes del inicio del concierto para disolver diferentes altercados.

Con estos antecedentes llegaban a Santiago de Chile el pasado domingo. La última vez que tocaron en este país fue en el año 2000, hace 20 años, y los 10.000 asistentes que tenían su entrada iban dispuestos a tomarse al pie de la letra el nombre de su último disco, ¡Ni descanso ni paz! 

Y así fue. El Estadio Bicentenario del barrio residencial La Florida se llenó y, tras los teloneros Los Peores de Chile, comenzó el concierto con el mítico tema Salve. Tras 17 canciones, según informan testigos en medios locales, en las que la gente se subía al escenario pero con un ambiente amigable y controlado, se desató el caos.

El público comenzó a invadir el escenario de una forma descontrolada mientras el grupo vasco seguía tocando, hasta que llegó un momento que no aguantaron más y se marcharon del escenario. Ante estos hechos, las personas que se habían mantenido en su sitio comenzaron con el lanzamiento de botellas, vasos y todo tipo de materiales con el fin de que se bajasen para poder seguir el concierto, algo que no ocurrió y precipitó su final.

Tras estos hechos, la banda liderada por Evaristo Páramos hizo un comunicado lamentando no haber podido terminar su actuación, alegando razones de seguridad del público y del propio grupo.

A la salida del concierto se produjeron importantes altercados entre los asistentes y la Policía Local, además de barricadas en las carreteras y el saqueo de algunos establecimientos.