La cárcel de Topas, en Salamanca, ha vivido un episodio poco habitual. Uno de sus presos ha escapado por la noche saltando la valla, pero su desaparición no duró mucho, ya que solo horas después regresó, cojeando y arrepentido.

La fuga es incluso más peculiar teniendo en cuenta que el reo, que cumple condena por robo y hurto, está en régimen de tercer grado. Es decir, puede salir de la cárcel a primera hora de la mañana y solo tiene obligación de regresar para dormir. Además, su condena termina el próximo mes de junio.

Pese al régimen de semilibertad, el preso, cuya identidad no ha trascendido, decidió escapar de la cárcel en plena noche, para lo que se dirigió al patio interior donde habitualmente se encuentran los internos en sus ratos libres y saltó el muro de tres metros, logrando así salir al exterior.

En esa caída, el hombre se lesionó en un pie. Solo horas más tarde, el reo regresó a la cárcel acompañado por su familia, cojeando y arrepentido por la fuga. Las autoridades penitenciarias no llegaron a dar el aviso de fuga, ya que tienen 24 horas para comunicar la desaparición, pero la escapada apenas duró unas horas.