El día que entrevisté a David Gistau: "Era difícil no rendirse ante su estilo narrativo ingenioso, sutil y siempre inteligente"

El periodista madrileño David Gistau.
El periodista madrileño David Gistau.
YOUTUBE
El periodista madrileño David Gistau.

Ayer por la noche, al enterarme del fallecimiento de David Gistau, inolvidable periodista de El Mundo, no pude evitar volver de nuevo a aquella entrevista que nos concedió para el foro de periodismo Conversaciones Con, uno de los diálogos profesionales que más he disfrutado en mi vida. 

Corría el año 2015, un momento complicado para la prensa española, como relataba el propio David: “Nunca he notado, en los años que llevo ejerciendo el periodismo de opinión, con tres presidentes distintos, unos intentos de censura tan explícitos, unas reacciones a lo que se escribe tan agresivas y unas amenazas tan claras de que te puedes quedar sin trabajo”. 

Aquel año habíamos entrevistado a una veintena de periodistas y otros tantos en las ediciones anteriores, y nadie había hablado con tanta claridad con el micro encendido. Así era Gistau, un tipo sincero, sin miedo a decir lo que pensaba con independencia de su cabecera, que en aquel momento era ABC. Quizá por eso es uno de los pocos periodistas por los que el lector está dispuesto a cambiar de periódico para seguir leyéndolo.

Comenzó la conversación con una pregunta genérica que siempre hacemos en este foro: ¿Por qué periodismo? y la respuesta dejó ya entrever al tipo de narrador que teníamos delante: “La primera vez que tuve una noción de lo que era el periodismo fue cuando me enteré de que, en su juventud, Hemingway perseguía ambulancias porque pensaba que una ambulancia era una historia”.

Gistau nos fue contando su trayectoria profesional: su llegada al periodismo de opinión por casualidad, cómo había conseguido depurar su estilo estrujandolo, “como si fuera una toalla mojada” y cómo disfrutaba escribiendo de todos los temas, en formato largo, medio y corto: “procuro no perder nunca de vista que el periodismo ofrece diferentes registros de escritura e intento frecuentarlas todas: intento no dejar de ser cronista, además de la columna, hago la crónica parlamentaria y ahora incluso los fines de semana ¡tengo una página de corazón! Que parecerá una frivolidad pero me permite dar al lector más cosas, no un plato único”.

Repasamos también momentos divertidos de su carrera, como la época en que las mejores plumas de la prensa se pasaron al fútbol por un tiempo. “Más allá de que un entrenador de fútbol tenga la importancia que cada uno quiera darle, y que siempre será escasa, coincidió una intensidad de conflicto y narrativa que los periodistas, en un sentido o en otro, quisimos aprovechar.  

Fue un momento futbolístico especialmente intenso. Parecía una película de John Ford: un personaje malo, el Real Madrid de Mourihno, un personaje bueno, incluso con complejo de superioridad moral, que es Guardiola y su Barcelona. Ese choque homérico terminó diseminando pequeños Homeritos de periódico que quisieron narrarlo. Y fue una época muy divertida”.

Poco después dejó de hablar de fútbol en la prensa por pura hartura.En las últimas horas, al ver el amplio abanico de personas públicas y anónimas que han manifestado su pena, se vislumbra, sobre todo, que David Gistau era una persona con un talento muy genuino para narrar la actualidad. Podía uno estar de acuerdo o no con sus argumentos, pero era difícil no rendirse ante su estilo narrativo: ingenioso, sutil y siempre inteligente.

Por aquella época era yo todavía un poco novata en esto del periodismo y Ana Sánchez de la Nieta, editora de Conversaciones Con, solía repetirme al editar mis entrevistas: “No hace falta que escribas como si fueras una becaria admirando a un gurú”. Con la de David sólo me dijo “está muy bien. Puedes publicarla”. Y eso que, si alguna vez me he sentido becaria con un gurú fue en aquella entrevista.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento