Cada año se producen un millón de accidentes domésticos en nuestro país, una fuente de lesiones silenciosa pero que afecta a uno de cada diez hogares. Sin embargo, todos estos percances podrían evitarse siguiendo unas sencillas medidas de seguridad.

El enemigo en casa

Cortes. Por mucha experiencia que se tenga, los cuchillos, tijeras y objetos similares deben utilizarse con precaución y guardarse siempre en cajones.

Quemaduras. Para evitar este clásico de los accidentes domésticos es recomendable utilizar siempre tapaderas al cocinar y vigilar el fuego mientras esté encendido. Los mangos de las sartenes y ollas no deben sobresalir nunca de la encimera para evitar que los niños puedan tirar de ellos.

Caídas. Una buena colocación de los muebles y ciertos elementos, como las alfombras, puede ahorrarnos más de un disgusto, sobre todo si hay personas mayores o niños en casa.

Intoxicaciones. Aunque parezca evidente, hay que evitar el contacto de productos tóxicos –como los de limpieza– con alimentos u otras sustancias que puedan llevar a error. Mejor no tentar a la suerte.

Cortocircuitos. Por muy prácticos que sean, hay que evitar el uso excesivo de ladrones y regletas, que sólo sobrecargan la instalación eléctrica y pueden ocasionar chispazos y subidas de tensión.

Los más vulnerables

La edad y su curiosidad natural convierte a los niños pequeños en los más indefensos y vulnerables ante los accidentes domésticos. Para evitar que sufran sus consecuencias, se debe mantener el suelo libre de obstáculos e intentar que éste no sea resbaladizo. Se recomienda que todas las escaleras cuenten con barandilla; y que las ventanas nunca estén a menos de un metro del suelo. Para evitar intoxicaciones es importante mantener los productos tóxicos fuera de su alcance.