La Universidad de Santiago de Compostela (USC) comienza un nuevo curso académico, en el que el número de alumnos matriculados superará los 30.000. De esta cifra, casi 500 realizarán sus estudios fuera de España, gracias al programa Erasmus. Ciencias Políticas y Matemáticas son las primeras carreras en transformarse en grados, cumpliendo con las exigencias del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES).

¿Cómo se presenta el futuro de las universidades españolas con los cambios que se van a introducir con el Plan Bolonia?

Es una magnífica oportunidad para resolver algunos de los problemas que históricamente han lastrado la formación de nuestros alumnos. Para verlo más claro, hay que ser consciente de que estamos trabajando sobre un espacio y una demanda de alumnos que se extiende a los 46 países que conformamos el EEES y a unos 15 millones de estudiantes, cifras que pronto se verán incrementadas en virtud de nuevos acuerdos internacionales.

¿Cuáles son las áreas de enseñanza en las que debemos mejorar para ser más competitivos en Europa?

En general vamos a mejorar en todas las áreas de enseñanza, ya que, probablemente, la cuestión más relevante sea el cambio en la metodología empleada en el proceso de formación, que en los futuros grados, y en los actuales masters y doctorados, se centra en el aprendizaje realizado por los alumnos, en lugar de en la enseñanza impartida por el profesor. Tenemos que mejorar en ciertas competencias transversales, como el conocimiento de otras lenguas y la movilidad de todos los actores del proceso educativo, es decir, estudiantes, profesores y PAS.

¿Cuáles son las carreras que más se van a ver afectadas por los cambios?

Las mejoras se deben producir en aspectos metodológicos que podemos considerar transversales, es decir, comunes a todas nuestras titulaciones. Sin embargo, el hecho de la eliminación del catálogo cerrado de titulaciones unido al análisis de las competencias reclamadas por instituciones y empresas, hacen de las titulaciones que habiliten para el ejercicio de profesiones reguladas, las candidatas a un cambio mayor.

¿Qué le diría a los estudiantes que van a entrar en la Universidad con la renovación y tengan dudas sobre los nuevos planes?

Que disipen todas sus dudas, todo hace prever que las mejoras para los estudiantes van a ser amplias. Por enumerar alguna de ellas, indicaré la forma en la que el proceso educativo se realizará, centrado en su aprendizaje, la atención en el diseño de los planes de estudio a las orientaciones profesionales de las titulaciones, es decir, a la empleabilidad y finalmente la transparencia, evaluación, seguimiento y control social, a través de los procesos de garantía de calidad que debemos seguir las universidades.

¿Está la universidad lista para afrontar el desafío de generar nuevas enseñanzas y licenciados preparados para la investigación?

El desafío es enorme y creo que más que preguntar si la universidad está lista, habría que preguntarse sobre hasta qué punto lo está. Está razonablemente preparada para lo que nos espera. Además llevamos varios años formando a nuestros profesores en las nuevas metodologías a través de nuestro Plan de Formación e Innovación Docente, lo que nos hace ser optimistas sobre nuestra capacidad de afrontar con garantía este reto.

¿Los títulos de módulos de Formación Profesional y de otras enseñanzas pueden hacer la competencia a la enseñanza universitaria?

Los módulos de Formación Profesional pretenden formar profesionales en las competencias muy concretas que hoy necesitan las empresas, no pretende que los alumnos sean capaces de adaptar por sí solos sus competencias a las demandas sociales que se producirán en los próximos años. Por el contrario, en las universidades formamos en la adquisición de competencias de autoaprendizaje que facilitan el que evolucionen por sí mismos. Es decir creemos que la oferta se dirige a sectores muy diferenciados y por lo tanto no creemos que la competencia sea importante.

¿Qué nota le da a la Universidad española en relación con la media europea?

Para la mayoría ellos tenemos una situación equivalente a la de los demás países europeos, por lo que la calificación sería igual a la concedida a los demás países. En otros aspectos, entre los que incluiría la formación a lo largo de toda la vida, la movilidad y muy especialmente la financiación recibida por las universidades, la calificación es bastante más baja, pero todas las administraciones estamos trabajando en mejorarlo.

¿Hay en el ambiente estudiantil intranquilidad por los cambios?

Los estudiantes están algo intranquilos ante el cambio, aunque esa intranquilidad, según nuestra experiencia, proviene de un gran desconocimiento. Basta comparar los recelos indicados por los estudiantes, por ejemplo los aparecidos en los medios de comunicación, y la Declaración de Bolonia para darse cuenta de esto. Aa partir de este curso académico ya tendremos titulaciones de grado, es decir adaptadas al EEES, por lo que la gran mayoría de las preocupaciones de los estudiantes desaparecerán a corto plazo.

¿Y entre el profesorado?

Entre el profesorado el ambiente es completamente diferente los grupos. La gente de mayor edad es más escéptic. La gente más joven está más ilusionada y es más colaboradora con las demandas del cambio.

¿Va a haber más ayudas para facilitar la movilidad dentro de Europa?

La movilidad es una de las preocupaciones de todas las administraciones implicadas en la educación. En este curso pasado ya asistimos a un incremento muy importante en los recursos destinados a este fin, recursos que van a seguir aumentando. No obstante creo que en este momento la consecución de un aumento en la movilidad no es sólo un problema de recursos si no también de mentalidad.