El Proceso de Bolonia es un proyecto impulsado por la Unión Europea, desde 1999, para armonizar los sistemas universitarios de los países miembros y eliminar los complejos procedimientos para la homologación de títulos. El sistema deberá estar implantado en 2010.

Su objetivo es crear un Espacio Europeo de la Educación Superior (EEES) que facilite la movilidad de los universitarios.

El nuevo sistema establece una estructura más flexible y abierta y permite la libre elección del alumno del ritmo de estudios y progreso, con lo cual mejora el propio rendimiento académico y reduce la tasa de abandono. La estructura en tres niveles de enseñanza (grado, máster y doctorado) y la utilización del crédito europeo, conseguirá que los nuevos títulos sean equiparables en los 46 países que forman el Espacio Europeo de Educación Superior.

Estructura de los estudios

A partir del curso 2008-2009, los estudios universitarios se empezarán a estructurar en tres ciclos:

Grado. Se accederá a este ciclo tras superar el examen de selectividad. Constará de 240 créditos, y su duración será de cuatro años. Finaliza con la elaboración y defensa de un "trabajo de fin de Grado", tras lo cual el estudiante tiene el título de Graduado. Los estudios de Arquitectura y Medicina serán la excepción, ya que tendrán una duración de 300 créditos (cinco años).

Máster. Con el título de Graduado ya se podrá acceder al mercado laboral, aunque quienes lo deseen podrán especializarse obteniendo un máster universitario, que constará de 60 a 120 créditos (1-2 años de estudio). Terrmina también con un "trabajo de fin de Máster".

Doctorado. Su objetivo es la formación avanzada del estudiante, quien deberá elaborar y presentar su tesis doctoral, consistente en un trabajo original de investigación.

Ramas de conocimiento

El plan da libertad a las universidades para crear carreras, aunque deberán adscribirse a alguna de estas ramas de conocimiento: Artes y Humanidades, Ciencias, Ciencias de la Salud, Ciencias Sociales y Jurídicas, e Ingeniería y Arquitectura.

Para cada una de ellas, el Real Decreto de Ordenación de las Enseñanzas Universitarias establece una serie de asignaturas básicas, con las que el estudiante deberá obtener un mínimo de 36 créditos de los 60 de formación básica a cursar durante los dos primeros años de Grado.