Pinchos, barrotes, bancos individuales ... la arquitectura urbana más hostil para las personas sin hogar

Adoquines y asientos antimendigos en la plaza de Tirso de Molina.
Adoquines y asientos antimendigos en la plaza de Tirso de Molina.
JORGE PARÍS
Adoquines y asientos antimendigos en la plaza de Tirso de Molina.

Evitar que las personas sin hogar puedan hacer uso del mobiliario urbano o de determinados espacios es una práctica habitual en muchas ciudades españolas, tanto es el ámbito público como en el privado, como ha sucedido recientemente con Joaquín Torres. El afamado arquitecto ha instalado unas barras metálicas en el exterior de su estudio en Madrid para evitar que las personas sin hogar se instalen a dormir en la fachada, lo que le ha convertido en objetos de duras críticas en redes sociales. "Les hemos buscado alojo, dado comida e intentado negociar horarios y es imposible", ha justificado Torres en su perfil de Twitter.

Pinchos, barrotes, bancos con separadores o piedras son algunos de los elementos arquitectónicos usados para impedir que los ciudadanos con menos recursos puedan descansar o pernoctar en estos espacios. "Hace unos años en ciudades como Madrid había muchos elementos de este tipo, pero afortunadamente se han ido retirando y en la actualidad suelen estar más vinculados a los espacios privados", ha afirmado Jesús Sandín, técnico de atención a personas sin hogar de la ONG Solidarios. "Aunque aún quedan y alguno nuevo se ha puesto hace no mucho, como el cerramiento con vallas de la calle Segovia de Madrid", ha añadido Sandín, quien ha revelado que estas personas no suelen denunciar estas situaciones. "No se quejan mucho. Padecen una situación de violencia estructural y continúa que asumen. Saben que cualquiera les puede decir que se quiten de un sitio u otro". 

Para José Manuel Calvo, arquitecto y actual edil de Más Madrid en el Ayuntamiento de la capital, el mobiliario urbano debe generar "situaciones para compartir y no olvidar la dimensión social". "Y esto es perfectamente compatible con el cumplimiento de las normas de accesibilidad, como hicimos nosotros con los nuevos bancos que se han instalado en la Gran Vía", ha opinado Calvo, que fue delegado de Desarrollo Urbano Sostenible con la exalcaldesa de la capital Manuela Carmena (2015-2019). Estos son los elementos arquitectónicos más hostiles que se pueden encontrar en las ciudades para las personas sin hogar: 

Desde piedras hasta suelos con huecos

Pinchos, piedras o bolas. Son elementos que impiden a cualquier persona sentarse o tumbarse sobre ellos. En el caso de los pinchos y las piedras es debido a que pueden lesionar o dañar el cuerpo de una personas. Suelen colocarse en lugares donde hay sitios para resguardarse, como debajo de los puentes o en espacios abiertos con algún tipo de techo. 

Asientos unipersonales y sillas individuales. La finalidad es que solo puedan ser usados para sentarse, lo que anula la posibilidad de que una persona sin hogar pueda recostarse. En el caso de los asientos unipersonales se suelen ubicar cerca pero de forma desigual.   

Bancos con reposabrazos. Están diseñados con un separador en el medio que obstaculiza que alguien pueda tumbarse. Este tipo de mobiliario es frecuente en cientos ciudades. 

Bancos circulares. Su forma cilíndrica hace imposible que alguien pueda dormir sobre esa superficie, ya que es inevitable caerse. 

Imagen de un banco con separador antimendigos en la plaza de Isabel II.
Imagen de un banco con separador.
JORGE PARÍS

Barrotes. La instalación de barras metálicas tiene el mismo objetivo que los pincho o las piedras: que las personas no puedan acceder a un espacio cubierto, bien sea para instalarse o para dormir. 

Marquesinas con separadores. En las marquesinas de los autobuses, como sucede en la ciudad de Madrid, suele colocarse un separador para impedir que la gente sin hogar pueda tumbarse

Suelos irregulares. Para que sentarse sea molesto para las personas hay suelos en los que se colocan las baldosas de forma irregular, dejando un hueco entre una y otra.  

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