Si algún personaje histórico malagueño no es profeta en su tierra, ése es, sin duda, Bernardo de Gálvez y Madrid. Figura de gran relevancia en EE UU por su intervención en la liberación de las colonias inglesas en terreno norteamericano, De Gálvez cuenta con una ciudad en su nombre (Galveston, Texas, donde nació el cantante Barry White) y una escultura en Washington.

"En Málaga no se le hecho justicia", explica Salvador Jiménez, presidente de la asociación cultural Zegrí, quien recuerda en Méjico, donde fue virrey y descansan sus restos mortales, sí se le ha homenajeado. Eso sí, el último gesto del Ayuntamiento de la capital ha sido el telegrama enviado por el alcalde, Francisco de la Torre, a su homólogo en Galveston, Steven Leblanc, para darle el pésame por las víctimas del huracán Ike.

"En EEUU es un héroe patrio y la mayoría de los malagueños no sabe ni quién es", resume Jiménez, quien redunda: "Su estatua ecuestre está colocada junto a la de George Washington".

Pues Bernardo de Gálvez (Macharaviaya, 1746; Méjico, 1786), que comenzó su carrera militar con sólo 16 años luchando contra los ingleses en Portugal, ocupó altos cargos en la milicia, llegó a virrey de Méjico o a gobernador de Cuba, fundó varias ciudades con habitantes de las Islas Canarias y La Axarquía… Y se granjeó una amplia influencia en la corte española. De ella, logró fértiles fondos monetarios para la Guerra de la Independencia estadounidense, precisamente, los que Málaga envió para su contienda y

El último vestigio de su legado se construye en los astilleros Nereo de Pedregalejo. Allí, se lleva a cabo una réplica del barco, llamado Galveztown, con el que protagonizó una de sus conquistas más célebres: la toma de Panzacola (hoy, Pensacola), contraviniendo todas las opiniones que tildaban la hazaña de imposible por el escaso calado de las aguas.