Siempre tienen cola y pedir en ellas lleva más tiempo de espera de lo normal. Pero la paciencia tiene su recompensa y este caso el más satisfecho al final es el paladar del comensal.

Hablamos de las casetas con más tirón de la Feria de Día. Aquellas que se han labrado un nombre a lo largo de estos años por ofertar un pincho distinto, sabroso o simplemente apetecible.

Entre las135 casetas que se reparten en la ciudad hay bastantes ejemplos. 20 minutos se ha quedado con dos de los más llamativos. Curiosamente no se incluyen en la tapa de feria, ya que con la caña cuestan más de los 2,5 euros, con lo que demuestran que el precio no es lo primero que el ciudadano mira.

La patata rellena

«Es diferente, hay variedad en el relleno, está buena y el precio es asequible». Éstas son para la cocinera de la Taberna San Benito, Mercedes Saavedra, las razones del éxito de su famosa patata asada, que se puede rellenar con carne, verduras, pescado o marisco.

«Es cierto que la gente puede estar esperando hasta una hora, pero luego se ven compensados. El 90% repiten», explica Saavedra. Mucho menos tardan los cocineros en elaborar el pincho. «No se tarda nada, las patatas las asamos antes, así que solo es rellenar».

Aún así el trabajo es abundante. «De media gastamos 12 sacos de patatas de unos 25 kilos (300 kg)», explica orgullosa. De hecho, el miércoles alcanzaron ese récord.

Pioneros del arroz

En la caseta del Restaurante Zamora el plato fuerte es, sin duda, el arroz a la zamorana. Fueron de los pioneros en poner arroz como pincho y ahí radica parte de su éxito.

Bernardo Cifuentes y Zulema Renedo son los cocineros que están al frente de la caseta. «El trabajo es muy estresante, pero se lleva bien, la gente coopera y es agradable», explica Cifuentes.

«Además, esta viniendo más gente de lo que esperábamos y yo creo que ya se ha convertido en una tapa de las clásicas. Hacemos más de 10 kilos al día», aseguran.

Y de postre... tarta de la patrona

Hay más casetas que ofertan sus postres, pero de cada diez que preguntas ocho dan un nombre: Cubero. Enrique, cuarta generación de reposteros, duerme poco en las Fiestas, y en la caseta que instalan en la calle Pasión, la multitud se congrega a la hora de meter algo dulce en el estómago.

«En el obrador somos 10, pero para servir por las tardes cerramos las otras tres tiendas y nos juntamos casi 40. ¿El secreto? Que hemos creados tendencia y la gente viene a por su postre: la tarta de San Lorenzo, el Cubanito, la novicia, el arroz con leche...».

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