Centenares de niños vivieron ayer un primer día de colegio ‘especial' en A Zapateira. Un caos de tráfico, provocado por las obras de la Tercera Ronda en la zona -donde hay hasta nueve centros educativos-, convirtió en una pesadilla de más de hora y media la vuelta a clase, que arrancó a las 08.00 horas.

«No tiene nombre, es terrible. La caravana dejó un montón de buses atrapados», asegura Juan Sánchez Albornoz, presidente de la agrupación vecinal del barrio, cuya indignación es todavía mayor cuando recuerda que «esto ya lo habían avisado los residentes».

Esa «falta de previsión» es la que, según los residentes, la ponen unas obras arrancando en mitad de agosto con el comienzo de curso «ahí al lado». Los residentes recuerdan que el origen de la caravana -una calle cerrada al tráfico en la urbanización Augas Mansas- lleva así desde que arrancaron los trabajos, hace casi un mes.

Falta el campus

Ahora, Sánchez Albornoz, mira temeroso el calendario: «Si hoy (por ayer) fue así, cuando vengan los universitarios (día 22), aquí se puede formar un caos brutal».

El resto de la ciudad, según el 092, apenas notó los efectos de la vuelta al cole, que sí sufrieron en el centro de Santiago, donde además un colegio (Roxos) no pudo abrir al estar en obras.

En A Zapateira sí hubo clase, pero la puntualidad la pusieron muy pocos alumnos. Y sus padres tienen más preocupaciones: denuncian que hay centros a pocos metros de las zonas donde se producen voladuras «que, aunque sean pequeñas, pueden provocar que las piedras se cuelen en los patios», dice Sánchez Albornoz.

Los colegios estarán alerta ante cualquier dejadez en medidas de seguridad como trasladaron a la comisión de las obras: vecinos, Ayuntamiento y empresa ‘vigilan' los trabajos tras dos escapes de gas en menos de un mes.

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