Cuerpos pasados por agua

El comportamiento de las especies del ecosistema piscinero español
Quizá porque odias la arena, o tal vez porque no te ha quedado más remedio, otro año más te encuentras en la piscina. Pero todo tiene sus ventajas: además de bañarte y tomar el sol, puedes observar lo que se cuece a tu alrededor.
Quizá porque odias la arena, o tal vez porque no te ha quedado más remedio, otro año más te encuentras en la piscina. Pero todo tiene sus ventajas: además de bañarte y tomar el sol, puedes observar lo que se cuece a tu alrededor.
María Gil
Quizá porque odias la arena, o tal vez porque no te ha quedado más remedio, otro año más te encuentras en la piscina. Pero todo tiene sus ventajas: además de bañarte y tomar el sol, puedes observar lo que se cuece a tu alrededor.
‘Chulopiscinas’

Versión piscinera del chuloplaya. A este espécimen de macho ibérico le encanta pasear su cuerpo moreno a lo largo y ancho de la piscina. Su peinado se mantendrá intacto cuando salga del agua, después de haber demostrado lo bien que nada enfundado en su inconfundible «bañador con nariz». Se las lleva de calle, vamos.

La Supertop

Acapara todas las miradas al pasar. Entre los machos despierta nerviosismo, murmullos y risas tontas. Si se cruzan con ella, les faltará tiempo para meter la tripa cervecera y sacar pecho, aunque no será necesario, pues ya se habrá fijado en el chulopiscinas. El resto de las hembras la contemplan con recelo.

El timidín

Ronda las zonas más ocultas y sombrías de la piscina, por lo que su piel luce un brillante color leche que le hace único. Si alguien (especialmente del otro sexo) se dirigiese a él para algo, ese tono blanco se tornará a rojo rápidamente, acompañado de un tartamudeo que le impedirá decir hasta la hora.

El que la lía

Puede que sea tu hermano pequeño o alguna otra adorable criatura. Su relación con el resto de los bañistas consiste básicamente en dar el coñazo. Para ello utilizará cualquier objeto: pelotas, globos, pistolas de agua... Cuando el socorrista le llame la atención se dedicará a tirarse de bomba a la piscina, intentando salpicar al de la escalerilla.

La liberada

Hace tiempo que se sacudió los complejos y descubrió la comodidad de usar sólo la mitad inferior del biquini. Los machos están encantados con el auge del top-less (siempre que no sea su pareja). Todavía no ha llegado el día en que sea normal hacerlo por la calle. ¿No se soportaría mejor el calor? Tiempo al tiempo.

El salidillo

No da abasto entre tanto cuerpo al sol. Es quizá el espécimen más común en todas las piscinas. Las gafas de sol son su complemento imprescindible para que nadie vea a dónde mira. Ellas lo ven venir a la legua, con lo que tampoco se comerá un rosco este verano, aunque diga lo contrario...

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