En total, la Iglesia repartirá 2.100 tarjetas con cinco euros de saldo cada una. Se trata de un testimonio de amor y perdón que ha permitido que en muchos hogares se escuche de nuevo "ha llamado papá, o ha llamado mamá", ha informado la Oficina de Comunicación de la Iglesia en Aragón, en una nota de prensa.
"Es una oportunidad para hacerles entender que no todo está perdido. Les predisponemos a pedir perdón a las víctimas y a restituir los posibles daños ocasionados", ha destacado el obispo Ángel Pérez Pueyo, coordinador de la iniciativa.
Pérez Pueyo ha agradecido de corazón el servicio gratuito de voluntarios y donantes: "Estamos ayudando a cientos de reclusos a recobrar su dignidad como hijos de Dios. No hay nada tan gratificante como regalar esperanza", ha indicado.
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