El Puerto de Valencia y su faraónica reforma impulsada por las autoridades locales para acoger la America’s Cup, y que llegó a su éxtasis con la celebración del Gran Premio de Europa de Fórmula Uno a finales de agosto, es ahora un almacén flotante de acuabuses (pequeñas embarcaciones encargadas del transporte de personas por la dársena) y casetas informativas cerradas a calicanto.

La cosa no sería grave de no ser por el estado de abandono del material mencionado. Los barcos permanecen amarrados, con lonas que tapan el timón. «Le ha salido marisco en las hélices», exclamaba sorprendido un patrón de las Zodiac encargadas de transportar a los millonarios desde el edificio Veles e Vents hasta la zona de megayates durante la disputa del Gran Premio de Europa.

Curiosamente, se habilitaron más de una docena de estas lanchas para dicho trayecto, así como hasta la Marina Sur, donde también se alojaron algunos de los exclusivos turistas, mientras los acuabuses permanecían sin navegar. Incluso los propios aficionados que pagaron, y mucho, por ver la carrera de Fórmula 1 podrían haberse acercado con los acuabuses a algunas partes del circuito antes o después de la disputa del Gran Premio.

Según uno de los patrones de las Zodiac, «esto no se repara porque no es de nadie, no tiene dueño. Ni pertenece al Ayuntamiento ni al Puerto». Durante la America’s Cup se cedió la explotación de la Dársena a ACM, así que el material debería ser suyo, pero dicha cesión ya expiró por lo que nadie se hace cargo de los restos que se van pudriendo.

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