Calderería Nueva ha perdido color. La famosa calle de las teterías, que muchos turistas buscan para descubrir el sabor de un zoco árabe, es desde el lunes un pasaje más del Albaicín, con tiendas en sus portales.

La Policía Local ha hecho cumplir la ley y ha obligado a los comerciantes a quitar de las fachadas sus productos. Vestidos, pañuelos, lámparas... todo ha desaparecido, «y con ellos nuestros negocios», asegura uno de los comerciantes de la zona.

Las denuncias de los vecinos del Albaicín, afirma Eduardo Moral, concejal de Seguridad Ciudadana, es lo que ha llevado a la Policía a vigilar que se cumpla la ordenanza municipal que prohíbe tener objetos en edificios y en la vía pública.

«La gente se queja de que no pueden pasar con los carros, que la calle está invadida... y tienen razón», asevera el edil. «Así que durante el verano ya les dimos aviso a los comerciantes de Calderería y Alcaicería de que en septiembre comenzábamos a actuar y eso es lo que hemos hecho. En esta semana continuaremos por otras zonas».

Menos compras

Los comerciantes, en cambio, no lo ven tan claro. «El ambiente ha desaparecido y con ello las compras», afirman. Los agentes, antes, tenían orden de no sancionar a los establecimientos cuyos productos estuvieran expuestos junto a la fachada (a no más de 50 centímetros).

«La medida -mantiene Moral- no ha servido, y de los 50 centímetros estamos otra vez en el metro y medio». Así, que el Ayuntamiento ha decido hacer cumplir la ley y «de camino rellenar las arcas a costa de los comerciantes», dicen en Calderería.

Tensión en la calle

Los comerciantes de Calderería también se quejan «de los modales de la Policía Local». Un grupo de agentes detuvo el domingo a un vendedor ambulante, habitual en la zona, entre voces y empujones. Los vecinos aseguran que la discusión, «e incluso agresión», dicen, estuvo provocada por la Policía. Los ánimos en la calle están alterados porque los comerciantes ven peligrar sus ventas en un año de crisis.

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