Cumbre del Clima y la comida: el 14% de los alimentos se desechan antes de llegar a la tienda

El desperdicio de alimentos ha sido uno de los temas estrella de este año que se acaba. O, mejor dicho, las iniciativas para intentar reducir la escandalosa cantidad de comida que acaba en la basura. 

Y  aunque normalmente las campañas siempre señalan al consumidor y el desperdicio en los hogares como una pieza clave para cambiar las cosas, un reciente estudio de la ONU aporta un enfoque que no hay que perder de vista.

Y es que según los datos presentados el pasado mes de octubre por la FAO (la Organización de Alimentos y Agricultura de la ONU), el 14% de los alimentos que se producen en el mundo se pierden entre la cosecha y la distribución.

Un asunto que, sin duda, merece la pena rescatar aprovechando la Cumbre del Clima que durante estos días se celebra en Madrid. Después de todo, el desperdicio de alimentos no deja de ser una vertiente más de la mala gestión de los recursos naturales y de la sobreexplotación que en muchas ocasiones la ganadería y la agricultura suponen. Y, lo que es peor, para acabar luego en la basura.

Según este informe, el eslabón más problemático de esta cadena se produce en el campo, donde se genera la mayor parte del desperdicio. Entre las razones señaladas figuran los problemas de almacenamiento y conservación de los alimentos así como el proceso la recolección.

Precio y estética

No obstante, según denuncian año tras años los agricultores, la principal razón suele ser otra mucho más sencilla: los bajos precios que se pagan por algunas frutas y verduras y que hacen que, sencillamente, no sea rentable recolectarlos.

Tampoco hay que olvidar otras de las razones más absurdas para explicar ese escandaloso 14% de comida que acaba en la basura: razones estéticas. Acostumbrados a frutas y verduras perfectas y brillantes, muchas veces las más feas se descartan y acaban en la basura.

Por suerte, cada vez son más las campañas dispuestas a acabar con este tipo de prácticas ridículas que son también parte de la crisis climática que vivimos.