La filipina Cynthia Delfino y su pareja, el británico David Scott, han vivido una pesadilla desde que en diciembre pasado fueron detenidos por adulterio, un delito que en la católica Filipinas acarrea penas de hasta 12 años de prisión.
El caso ha expuesto de nuevo la fuerte influencia que ejerce la Iglesia en este país, cuya legislación no contempla el divorcio y donde, para conseguir una anulación de matrimonio, es necesario pasar por un rosario de penalidades, además de disponer de una abultada cuenta bancaria.
La historia de amor entre David y Cynthia comenzó en 2006, como otras muchas relaciones a distancia, frente a la pantalla de un ordenador.
Se conocieron por Internet
Cynthia le confesó que llevaba un año separada de su marido y que su situación era irregular, pero a David no le importó: se conocieron, se enamoraron y Cynthia quedó embarazada.
Una vez conseguida la libertad condicional tras pagar unos 100.000 pesos entre fianzas y sobornos (unos 2.100 dólares), se dieron a la fuga con la esperanza de que la diplomacia británica les sacase del atolladero. Pero eran fugitivos de la ley y la cosa no iba a ser tan sencilla.
"Lo primero que me dijeron en la embajada era que la niña que esperaba Cynthia no era legalmente mía, pese a ser el padre biológico. Me aconsejaban salir del país sin ellas", ha relatado David.
Una escapada ilegal
La pareja logró escapar ilegalmente a Bangkok cuatro meses después y sin el millón de pesos (22.000 dólares) que repartieron en sobornos para organizar su huida.
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