Se trata de dos silos que datan de 1967, ocupan una parcela de 3.000 metros cuadrados y tienen una altura de 53 metros en su parte más alta, según detalla el Ayuntamiento en un comunicado de prensa.

El derribo de los aproximadamente 10.300 metros cúbicos de hormigón y ferralla será una operación delicada que se quiere llevar a cabo en el menor tiempo posible y causando las mínimas afecciones al entorno y la actividad que se genera en este espacio.

El concejal de Fomento, César Díaz, que explica que una vez que la Zona Franca y la empresa han puesto fin al contrato que mantenían, esta operación permitirá liberar y recuperar para la actividad portuaria unos terrenos ubicados en una situación privilegiada.

Díaz ha asegurado que los trabajos tendrán una duración estimada de entre dos y tres meses y pondrán fin a una instalación obsoleta, lo que permitirá mejorar también la visión general de esta zona de la ciudad.

Por último, el responsable municipal ha destacado la colaboración del Consistorio, agilizando al máximo los trámites necesarios para que se pueda llevar a cabo el derribo, y ha destacado que los nuevos terrenos suponen una gran oportunidad para continuar generando actividad económica y empleo en Santander.