La plaza de la Gardunya vuelve a convertirse en un punto de degradación del Raval de Barcelona

  • Establecimientos de la Boqueria lamentan las "situaciones incómodas" que se viven en la plaza.
  • La construcción de la escuela la Massana debería haber supuesto una revitalización de la zona.
Un grupo de sintecho se cobija en los porches de la escula Massana, en la Gardunya.
Un grupo de sintecho se cobija en los porches de la escuela Massana, en la Gardunya.
20minutos | Hugo Fernández
Un grupo de sintecho se cobija en los porches de la escula Massana, en la Gardunya.

A las once de la mañana la plaza de la Gardunya, situada justo detrás de la Boquería, no se diferencia de ninguna otra del distrito de Ciutat Vella, pero restauradores, profesores y estudiantes lamentan que, desde que se inauguró la plaza hace ya cuatro años, se ha convertido en un núcleo de degradación del barrio. 

Así, aunque a mediodía hay una normalidad aparente -estudiantes en la hora del recreo, vecinas y vecinos comprando, turistas haciéndose fotos y algún que otro sintecho-, por la tarde el ambiente se enrarece y se hayan restos de comida, disputas debido a la embriaguez, cartones, olor a orina y alguna que otra jeringuilla. 

Ya por la noche, la escuela Massana -construida con el objetivo de oxigenar la zona- se convierte en cobijo para multitud de personas sintecho que duermen bajo el porche del centro educativo hasta que a las 8 horas la Guardia Urbana los despierta para que se desplacen a otras zonas y se reanude la actividad lectiva y comercial en la Gardunya.

Desde el Ayuntamiento de Barcelona aseguran que la plaza “es un punto de especial atención” para el cuerpo policial, que de forma coordinada con los servicios sociales, pasa por allí en diferentes momentos del día, especialmente por la mañana, pero sin desatender la zona durante el resto de la jornada, haciendo pasadas esporádicas.

Dependientes del mercado de la Boquería, por su parte, lamentan el cambio de uso de la plaza y apuntan que les da apuro aconsejar a los turistas que se sienten a comer los productos que han comprado. Una de las vendedoras explica a 20minutos que si los ven con niños, siempre recomiendan "que se lo coman por el camino".

Mesas de las terrazas de diferentes restaurantes de la Boqueria
Mesas de las terrazas de diferentes restaurantes de la Boqueria
ACN

Aunque aconsejan que no se queden en la plaza, muchos turistas lo hacen, lo que tiene como consecuencia que los indigentes empiecen a volver al mediodía a la Gardunya para obtener alimentos de una manera más fácil. Esto implica, también, pedir comida en las terrazas. Juan Carlos Samón Lopez, camarero de uno de los bares de la Boqueria, explica que los indigentes "son personas tranquilas, pero que cuando beben la situación se desmadra" y provoca situaciones incómodas para los clientes y el personal. Por ejemplo, Samón cuenta que el sábado pasado un indigente orinó cerca de la terraza y provocó que un grupo de ocho personas se fueran inmediatamente. 

Estas situaciones también se repiten por las mañanas cuando los estudiantes de la Massana salen para tomar un café. El camarero muestra su enfado ante el hecho de que los estudiantes entablan conversación con estas personas y al mismo tiempo le piden con la mirada que actúe para que se alejen. 

Asimismo, se pregunta dónde está la patrulla prometida por el Ayuntamiento de Barcelona

Escuela la Massana

El centro de Arte y Diseño Massana es uno de los elementos principales de la plaza y sus trabajadores muestran una gran preocupación por la problemática de la Gardunya y su degradación.

El responsable de acción cultural en la escuela, Pep Dardanyà, expone que el origen del problema también se encuentra en el cambio de modelo del mercado. "La mayoría de tiendas de la Boqueria y espacios ya no están destinados al comercio de proximidad porque ahora venden fast food", explica Dardanyà. Esto comporta un cambio en la utilización de la plaza que "no estaba previsto".

Dardanyà cree que uno de los problemas básicos han sido las altas expectativas que se tenían de la Massana como método de oxigenación. Explica que si este era el objetivo, se tendría que haber apostado por otros mecanismos que no hubieran abocado a la plaza a una degradación y aclara que lo que suele pasar es que "se hace diseño de cosas, no diseño para la gente".

El responsable pedagógico de la Massana, David Gracia, comenta que se podría haber construido un parque infantil o promovido un comercio de proximidad en vez de uno dedicado al turismo. 

Desde el centro muestran su disposición a participar en cualquier tipo de proyecto que ayude a la revitalización de la plaza, "pero siempre desde una perspectiva pedagógica". Recuerdan que ellos son un centro escolar y todo tiene que pasar por el terreno educativo.

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