La "pasión frenética" de Picasso llega a la Fundación Bancaja de València con más de 200 grabados de sus últimos años, en un recorrido por la obra tardía del pintor malagueño y todo su imaginario creativo, con el deseo como punto de partida y la idea de que el arte es un vehículo para el placer. 

Picasso. Modelos del deseo está abierta hasta marzo y reúne 228 obras de 1961 a 1972, todas pertenecientes de la colección de la fundación, junto a 35 fotografías que muestran al artista tras la Segunda Guerra Mundial y proceden del Museo Picasso de Barcelona.

La exposición invita a "volver a espiar" a Pablo Picasso en sus últimos años de vida, cuando dio una lección y "siguió desafiando" a sus contemporáneos. "Es un pulso con la Historia del Arte: quería demostrar que seguía estando ahí y nunca deja de sorprender", ha ilustrado en la presentación el comisario, Fernando Castro.

Bajo la potente imagen de Picasso con la lechuza que ilustra la exposición, Fundación Bancaja se llena con sus suites 347 (1968) y 156 (1970-72), algunas de sus piezas más intensas, en un ciclo "verdaderamente frenético" donde introdujo el humor y rozó lo grotesco "con la misma obsesión que cuando era joven".

Este autorretrato llega en forma de diario erótico, con sus fantasías y desengaños, acompañado por una selección de linóleos y las series completas de Retrato de familia (1961-62) y Los fumadores (1964). Como los temas se diluyen, el recorrido es libre e invita al espectador a que extraiga su propia conclusión.

De Adán y Eva al 'vouyerismo'

Todas las obras plasman el vigor de un Picasso ya octogenario y distante de las corrientes artísticas de la época, un pintor que abordaba con la misma maestría temas recurrentes en su trayectoria: Adán y Eva, el circo, las odaliscas, los mosqueteros, el entierro del conde de Orgaz, retratos de mujer, los fumadores, la Celestina, Rafael o la propia historia del arte.

Pero, sin duda, el componente erótico protagoniza la mayoría de los grabados, con escenas sexuales donde los burdeles son una constante, aparece el vouyerismo y los personajes se entregan al deseo y al placer corporal. Este tema fue una constante en el Picasso más tardío, como el pintor y la modelo, algo "paradójico" porque él nunca las utilizaba.

Como colofón, Modelos del deseo se completa con instantáneas que sacan a la luz al Picasso más personal, siempre en sus estudios. Las firman fotógrafos de la talla de David Douglas Duncan, André Villers, Jacqueline Roque, Robert Capa, Edward Quinn, Michel Sima, Lucien Clergue o Roberto Otero.

De la imagen al vídeo, la exposición rescata tres filmaciones con Picasso como protagonista, siempre enfrascado en el proceso de creación: Pablo Picasso a Vallauris (1954), de Luciano Emmer; Guerre, paix et amour (1972), de Lucien Clergue, y El Misterio Picasso (1956), de Henri-Georges Clouzot.

"Un viejo que nunca dejó de aprender"

Con estos ingredientes, el malagueño volvía a reinventar su imaginario incluso a los 90 años. "Fue capaz de rescatar energía de un pozo inagotable de imaginación", ha alabado el comisario, recordándolo como "un viejo que nunca dejó de aprender".

El futuro catálogo de la muestra ofrecerá textos críticos del director del Museu Picasso de Barcelona, Emmanuel Guigon, que ha asistido a la presentación junto al titular del Museo Picasso de Málaga, José Lebrero, y la coordinadora de comunicación de Bankia -entidad que apoya la exposición-, Isabel Rubio.

Como presidente de la fundación, Rafael Alcón, ha ensalzado el poderío de la propuesta que despide la programación de 2019 y brinda a Picasso en "uno de sus grandes momentos". En enero y febrero llegará el seminario Modelos del deseo y obsesiones gráficas' con investigadores y críticos, junto a talleres para los más pequeños y personas con discapacidad y en riesgo de exclusión.

La exposición se puede visitar hasta el 1 de marzo de 2020, de martes a domingo de 10.00 a 14.00 y de 16.00 a 20.00 horas, y los lunes de 10.00 a 14.00 horas. Las visitas guiadas se realizan los viernes y sábados a las seis de la tarde, previa inscripción.