Su nombre sonaba desde hacía semanas y finalmente ayer se confirmó lo que, por lo visto, era ya un secreto a voces para muchos: el restaurante El Cenador de Amós de Cantabria se convertía en el nuevo tres Estrellas Michelin del país.
A sus mandos, Jesús Sánchez, que con su inseparable gorra y un perfil alejado de ese estrellato mediático que tanto se estila entre algunos cocineros subía de categoría un par de años después de conseguir la segunda.
Pese a este aparente rápido ascenso, nada más lejos de la realidad. Estamos ante uno de esos proyectos a largo plazo y con su propio ritmo, tan alejado de la gastronomía pop-up que tanto se estila ahora. Sánchez abrió El Cenador en 1993; en el 95 llegó la primera Estrella; hubo que esperara hasta 2017 para la segunda y ahora la tercera.
Se ve que a Micheiln antes le costaba volver por esta bonita casona del siglo XVIII de Villaverde de Pontones -dicen que es uno de los restaurantes más bonitos de la guía- pero ahora ha cogido carrerilla.
También Sánchez parece estar especialmente en forma. Y también su compañera Marián Martínez, que desde el minuto cero comparte proyecto como responsable de sala y que ayer recogía el premio junto a él.
Cocina sosegada
Pocas descripciones se nos ocurren más bonitas para un tipo de cocina que la que usa el propio Jesús Sánchez para definir la suya: recetas sosegadas. Producto, territorio, técnica y un precioso espacio son la fórmula de un éxito que está claro que se cocina a fuego lento.
Los precios, muy ajustados en comparación con otros restaurantes de dos y tres Estrellas. Pese a la ligera subida (menos de 20 euros) que hemos podido ver en todos los menús degustación desde anoche y que sitúan el más económico en 109 euros, bebidas aparte. Un menú de 7 pases que, eso sí, solo se sirve al mediodía.
Quienes prefieran cenar, además de ver las detalladas instrucciones para llegar hasta allí y la política de reservas y cancelaciones de la casa, tendrán que abonar 137 o 167 euros por persona si se prefiere el menú más largo. De nuevo sin contar las bebidas.
Incluso el pasado verano -nos cuentan que ahora ya no está disponible- el restaurante ofrecía un picnic en Santander y Madrid por algo más de 30 euros. Era, sin duda, la forma más económica y desenfadada de asomarse a la cocina de Sánchez.
¿Y qué tal la lista de espera para conseguir mesa? Habrá que ver cómo afecta la tercera Estrella pero, por ahora, parece que la normalidad reina en este pequeño rincón de Cantabria. Esta misma mañana era posible, a través de la web, pedir mesa para cenar este sábado a las 9 de la noche dos personas.
Tal vez es que todavía los gourmets más impacientes no habían despertado o que les pilla demasiado lejos, aunque no parece que estemos ante uno de esos restaurantes con esperas de meses para poder sentarse.
De hecho, según escribimos estas líneas, vemos casi en tiempo real como la web del restaurante se va actualizando con la nueva Estrella y la subida de precios. En cualquier caso, esperemos que esa cocina sosegada se mantenga.
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