Calvo y Echenique, los encargados de negociar el fallido acuerdo del 28-A, ausentes ahora en el pacto de coalición

Pablo Echenique y Carmen Calvo en distintos momentos del debate de investidura.
Echenique y Calvo en distintos momentos del debate de investidura, en julio.
EFE
Pablo Echenique y Carmen Calvo en distintos momentos del debate de investidura.

En las imágenes que este martes han inmortalizado la firma del acuerdo para un Gobierno de coalición entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias ha habido dos destacados ausentes. Las dos personas que en primavera lideraron las infructuosas negociaciones, la vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo, y el dirigente de Podemos Pablo Echenique han dejado en esta ocasión ese papel a otras dos, el jefe de gabinete del presidente, Iván Redondo, y la portavoz parlamentaria de Unidas Podemos, Irene Montero. Echenique sí ha hecho acto de aparición en el Congreso mientras a Calvo no se la ha visto esta mañana en la firma del acuerdo.

En esta ocasión, la negociación ha sido muy breve. Los contactos empezaron este lunes por la mañana con una llamada de Redondo a Iglesias para proponerle ver al presidente, algo que ocurrió esa misma tarde, con un café en La Moncloa. Ahí Sánchez e Iglesias quedaron en delegar en sus equipos -Redondo y Adriana Lastra por el PSOE y Montero por Unidas Podemos-, que ya anoche empezaron a intercambiar documentos. Ellos han firmado el preacuerdo este martes, antes de que Sánchez e Iglesias lo rubricasen ante las cámaras en torno a las 14 horas en el Congreso.

Asisten a la firma del acuerdo, de izq a dcha, Iván Redondo, Alberto Garzón, Irene Montero y Adriana Lastra.
Asisten a la firma del acuerdo, de izq a dcha, Iván Redondo, Alberto Garzón, Irene Montero y Adriana Lastra.
EFE/Paco Campos

Calvo y Echenique han quedado fuera de estas gestiones, confirmándose lo tocados que quedaron tras el intento frustrado de julio. De entonces, ahora solo han quedado Lastra, que hacía de enlace entre Moncloa y el PSOE, y Montero, a la que esta vez no han acompañado ni Echenique ni su portavoz adjunta, Ione Belarra.

En la negociación de hace meses, no hubo ninguna química entre Calvo y Echenique, algo que complicó unas negociaciones ya complicadas de por sí, por lo encontradas que entonces estaban las posiciones entre Sánchez e Iglesias.

Cambio de negociadores

Ahora el peso de la negociación por parte del presidente del Gobierno ha recaído en Redondo, que el domingo, la misma noche electoral, no tuvo inconveniente en aceptar el encargo por parte de Sánchez, pero advirtiendo que esta ocasión no iba a haber filtraciones, que estuvieron a la orden del día en el intento de formar una coalición en la primavera. A falta de conocer los detalles del acuerdo y de la composición del futuro gobierno, se sabe que habrá dos vicepresidencias, la de Iglesias y otra económica, para Nadia Calviño, aunque fuentes de Moncloa no descartan alguna más, por lo que Calvo podría conservar su puesto en el Gobierno.

Calvo y Redondo ha discrepado en el pasado. Uno de los momentos de tensión entre ambos se produjo en enero de este año, a cuenta de la elección de la fecha para el adelanto electoral que dio lugar a los comicios del 28-A tras no conseguir Sánchez que el Congreso aprobara sus Presupuestos para 2019.  Este martes, fuentes del equipo de Sánchez no ocultaban que la firma del acuerdo de coalición resarce a Redondo de las críticas en el PSOE entre quienes primero le acusaron de haber apostado por la repetición electoral y, después, por los resultados del 10-N.

¿Te parece bien el preacuerdo entre PSOE y Podemos para formar gobierno?

Por su parte, Echenique, hace tiempo que quedó en un segundo lugar. Antes incluso de que se convocaran de nuevo las elecciones, Iglesias reconoció a principios de septiembre que quizá fue un “error” haber delegado la negociación con el PSOE en su exsecretario de Organización y no haber tomado él las riendas directamente. Ahora, quien ha negociado en su nombre ha sido Montero.

Del 28-A al 10-N

La ausencia de Calvo y Echenique y el paso del relevo a Redondo y Montero no son las únicas diferencias entre la gestión del 28-A y el 10-N. Son diametralmente opuestas en muchas cosas, empezando por el resultado, porque entonces no hubo acuerdo y ahora sí lo ha habido.

También es diferente que ahora han bastado ni dos días desde las elecciones para cerrar un acuerdo de coalición y tras los comicios de abril hubo un primer fracaso a finales de julio y luego el impass definitivo hasta que el 24 de septiembre se disolvieron las Cámaras

Se repitieron elecciones y tampoco es la misma la situación en la que han quedado PSOE y Unidas Podemos. Ambos han perdido diputados (3 uno y 7 el otro) y votantes (760.000 uno y 533.000). Fuera, las elecciones del domingo se saldaron con una apabullante subida de Vox, que pasó de 24 a 52 escaños y el hartazgo ciudadano que hacían imposible pensar en otra repetición electoral, llevaron a Sánchez a no intentar negociar esta vez algo distinto a una coalición y cumplir lo que dijo en la noche electoral, que ahora “sí o sí” habría un Gobierno progresista.

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